¿Estamos educando a los niños con parámetros del pasado?
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Lucia
En un análisis publicado en Ciper, el docente y divulgador educativo Hans L. Contreras reflexiona sobre cómo los actuales programas educativos para niños han quedado desfasados en un mundo profundamente transformado por la tecnología y la inteligencia artificial. Contreras destaca que, mientras la sociedad experimenta cambios sin precedentes, las aulas permanecen ancladas en métodos tradicionales que no responden a las demandas del siglo XXI.
Contreras observa que la educación no ha evolucionado al ritmo de las revoluciones industriales y tecnológicas. Desde la producción en masa impulsada por la electricidad hasta la era digital, cada transformación ha exigido nuevas competencias. Sin embargo, según el Global Education Monitoring Report de la UNESCO (2020), más del 40% de los países mantienen currículos que no preparan a los estudiantes para enfrentar la realidad contemporánea. Aunque las herramientas en las aulas han cambiado —pizarras electrónicas o proyectores digitales— los métodos y contenidos permanecen esencialmente iguales.
"Estamos educando a los jóvenes para un mundo que ya no existe", señala Contreras, quien enfatiza que los sistemas educativos priorizan la transmisión de información en una época en que esta es fácilmente accesible. Lo que falta, según su análisis, es enseñar habilidades críticas como pensar, cuestionar y crear.
Habilidades Atemporales para un Mundo Cambiante
Contreras subraya la necesidad de desarrollar habilidades humanas que trascienden cualquier avance tecnológico. Entre estas se encuentran el pensamiento crítico, la creatividad, la adaptabilidad y la inteligencia emocional. Estas competencias, afirma, son más importantes que nunca en una era donde la información abunda y los cambios laborales son constantes.
El informe Future of Jobs del Foro Económico Mundial (2020) respalda esta visión, señalando que más del 50% de los empleados actuales necesitarán reentrenamiento en habilidades clave para 2025. Por su parte, un estudio de McKinsey & Company (2021) proyecta que, para 2030, hasta 375 millones de trabajadores en todo el mundo podrían necesitar cambiar de ocupación debido a la automatización.
Contreras sostiene que no basta con enseñar habilidades técnicas. "Debemos enseñarles a formular las preguntas correctas en lugar de solo recitar respuestas", apunta. Además, la capacidad de adaptarse y aprender de manera continua será esencial para enfrentar un futuro incierto.
Tecnología y Humanidad en Equilibrio
Otro punto clave en el análisis de Contreras es la importancia de la inteligencia emocional y las competencias colaborativas. A medida que las máquinas asumen tareas técnicas, las habilidades humanas, como la creatividad, la empatía y la capacidad de trabajar en equipos diversos, se vuelven indispensables. Según un estudio de Harvard Business Review (2019), las empresas ya priorizan estas cualidades, y los líderes del futuro serán aquellos capaces de integrar tecnología y humanidad.
Un Cambio de Paradigma Educativo
Para Contreras, transformar la educación no consiste en llenar las aulas de computadoras ni digitalizar contenidos tradicionales. Lo fundamental es replantear los objetivos educativos, priorizando el desarrollo de habilidades para navegar la incertidumbre. Propone que las aulas se conviertan en espacios de experimentación, cuestionamiento y aprendizaje activo.
"En lugar de preguntarnos: ¿qué conocimientos debo transmitir?, los educadores deben empezar a preguntarse: ¿qué habilidades necesitan mis estudiantes para navegar un futuro incierto?", plantea.
Prepararse para lo Inesperado
Contreras concluye que el propósito de la educación debe ir más allá de formar trabajadores eficientes. La clave está en preparar a individuos capaces de adaptarse, reinventarse y liderar en un entorno en constante cambio. Aunque el conocimiento y las tecnologías se desactualizan rápidamente, habilidades como la curiosidad, la creatividad y la resiliencia seguirán siendo esenciales para enfrentar cualquier desafío del futuro.
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