
El polvo y sus enemigos invisibles para los niños
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El polvo, una mezcla de células de piel, pelos, bacterias y otros elementos, está presente en todos los hogares y puede tener un impacto significativo en la salud, especialmente en los niños. Un estudio reciente dirigido por Cristina Fayad-Martinez, asistente de investigación en la Universidad de Miami, ha destacado la necesidad de revisar los protocolos de exposición al polvo en el hogar, con un enfoque particular en los más pequeños.
Publicado en el Journal of Exposure Science & Environmental Epidemiology, el estudio es pionero en analizar simultáneamente la masa y el tamaño de las partículas de polvo en las manos de niños de entre seis meses y seis años después de actividades de juego en interiores. La investigación se realizó en varias localidades de Estados Unidos, incluyendo el Condado de Miami-Dade, Greensboro en Carolina del Norte y Tucson en Arizona, con la participación de 101 familias.
Fayad-Martinez explica que el polvo doméstico puede acumular productos químicos tóxicos provenientes de artículos de uso cotidiano. Esto es especialmente preocupante para los niños, quienes tienden a explorar cerca del suelo y son más propensos a llevarse las manos a la boca. "A pesar de la importancia del tema, hay muy pocos estudios que evalúen adecuadamente la exposición de los niños al polvo", advierte la investigadora.
Para documentar el comportamiento de los niños durante el juego, los investigadores utilizaron videos que permitieron calcular cuántas veces tocaban el suelo y sus bocas. Este enfoque multidisciplinario, que incluyó la colaboración de diversas instituciones académicas, ofrece una visión más clara de cómo el polvo puede afectar la salud infantil.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que las partículas más pequeñas de polvo tienden a concentrar mayores niveles de contaminantes tóxicos. Aunque las directrices actuales de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA) no consideran el tamaño de las partículas en sus estimaciones de exposición, Fayad-Martinez sostiene que es esencial actualizar estas normas para reflejar con precisión los riesgos a los que están expuestos los niños.
Este estudio forma parte de una investigación más amplia conocida como DIRT (Dust Ingestion childRen sTudy), que busca mejorar la comprensión de los riesgos de exposición al polvo doméstico. Futuras investigaciones se centrarán en cómo el clima y las prácticas de construcción influyen en la acumulación de polvo en los hogares. Los primeros resultados sugieren que los hábitos humanos son un factor más determinante que el clima en la cantidad de polvo presente en los hogares.
Además, Fayad-Martinez ha ampliado su investigación a México, recogiendo muestras de hogares en Puebla, una ciudad cercana al volcán Popocatépetl. Sorprendentemente, los niveles de polvo en algunos hogares de Puebla no fueron significativamente más altos que en los hogares estadounidenses, lo que indica que los patrones de acumulación de polvo pueden ser más complejos de lo que se pensaba.
Este estudio subraya la importancia de comprender cómo el polvo doméstico afecta la salud infantil y la necesidad de actualizar las normativas para proteger a los niños de los riesgos asociados con la exposición a partículas tóxicas.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © PXHere
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