Noticias

El mito de las 12 horas de sueño para los más pequeños

publisher

mcora

Para muchas familias, la hora a la que los niños pequeños deben estar en la cama es 7:00 p.m. Esta pauta, repetida en incontables artículos y conversaciones entre padres, se ha erigido como un estándar casi inamovible, una meta a alcanzar para garantizar el bienestar de los niños. Pero la pregunta que flota en el aire de esas mismas habitaciones, mientras los padres se retiran a disfrutar de un preciado silencio vespertino, es más compleja: ¿es esta hora biológicamente perfecta o simplemente una estrategia parental útil, nacida de la necesidad de ordenar el caos diario? Así responden en Today's Parent.

Diana Zales, consultora pediátrica de sueño, desmenuza la lógica práctica que hay detrás de este horario emblemático. "Una hora de acostarse a las 7 p.m. le da a las familias espacio para reconectarse después del trabajo o la escuela, disfrutar de la cena juntos y luego tener un poco de espacio para respirar después de que los niños estén en la cama", señala. Su explicación va más allá de la mera conveniencia.

Añade que, en la mayoría de las épocas del año, ya está oscuro a esa hora, un hecho ambiental que se alinea con los ritmos circadianos naturales de los niños, esos procesos internos que regulan el ciclo de sueño y vigilia y que responden, en gran medida, a la luz y la oscuridad. "La luz y la oscuridad le señalan al cuerpo que es momento de estar despierto o dormido", explica Zales. "Esto es especialmente cierto en los primeros meses, cuando el ritmo circadiano de un bebé todavía se está desarrollando".

El origen de la regla del "7 a 7" – dormir a las 7 p.m., despertar a las 7 a.m. – parece entrelazar la ciencia con la pura logística doméstica.

La propia Zales lo rastrea hasta las necesidades básicas de sueño. "Los niños en sus primeros años suelen necesitar de 11 a 12 horas de sueño", afirma. "Una hora de acostarse a las 7 permite un despertar natural a las 7 a.m., lo que significa que están bien descansados y listos para la guardería, la escuela o simplemente para la vida en general. Para los padres, también mantiene las mañanas tranquilas en lugar de caóticas".

Es un círculo virtuoso de descanso y funcionalidad.

Sin embargo, en la práctica clínica y en los hogares, la uniformidad se desvanece frente a la diversidad infantil. Meg O'Leary, consultora certificada de sueño, es clara al desmitificar la idea de un mandato universal. Afirma que los horarios óptimos dependen de una mezcla de factores que son tan únicos como una huella dactilar: la edad del niño, su horario de siestas y, de manera crucial, su reloj interno individual.

"Por ejemplo, un niño de 2 años que todavía duerme la siesta por la tarde probablemente necesitará una hora de acostarse mucho más tarde que uno de 4 años que ha dejado las siestas por completo", explica. En lugar de anclarse a un tiempo de reloj específico con ansiedad, O'Leary recomienda un enfoque más intuitivo y observacional: comenzar calculando hacia atrás desde la hora de despertar del niño, asegurándose de que obtenga el total de horas recomendadas para su grupo de edad, y luego ajustar desde ahí, siendo sensible a las señales que el propio niño emite. "Presta mucha atención a cuándo tu hijo comienza a mostrar signos naturales de cansancio", aconseja. "Aprende sus señales de sueño, e intenta llevarlo a la cama antes de que choque contra ese muro de agotamiento extremo".

Esas recomendaciones generales por edad, sin embargo, ofrecen un marco de referencia necesario. O'Leary señala que, si bien cada niño es diferente, los rangos son una guía útil: los bebés de 4 a 12 meses necesitan de 12 a 16 horas de sueño; los niños pequeños de 1 a 2 años, de 11 a 14 horas; los preescolares de 3 a 5 años, de 10 a 13 horas; los niños en edad escolar de 6 a 12 años, de 9 a 12 horas; y los adolescentes de 13 a 18 años, de 8 a 10 horas. Pero advierte expresamente contra una conclusión apresurada y común: asumir que un niño que se resiste tiene "necesidades bajas de sueño". "En muchos casos, los niños que no descansan lo suficiente en realidad no necesitan dormir menos", aclara con énfasis. "Simplemente les faltan las habilidades para conciliar el sueño por sí mismos y permanecer dormidos durante la noche". Es una distinción fundamental que traslada el problema de la biología a la adquisición de un hábito.

La pediatra Dra. Amiirah Aujnarain refuerza esta idea, desplazando el foco desde el reloj de la pared hacia la secuencia de acciones que lo preceden. Para ella, la verdadera clave no reside en la obediencia a un número, sino en la consistencia tranquilizadora de la rutina. "Los niños prosperan con la predictibilidad", comparte. "Una secuencia constante de actividades relajantes—como un baño, pijamas, un cuento y luego a la cama—le señala a su cuerpo y cerebro que es hora de relajarse para dormir". Sugiere que esta coherencia en el ritual es, a la larga, más efectiva y menos estresante que apegarse con rigidez a una hora estricta, ya que ofrece la flexibilidad que las familias reales necesitan—un día la cena se alarga, otro hay una visita—mientras refuerza de manera inequívoca las señales fisiológicas que inducen al sueño.

La individualidad del niño se convierte en un personaje central en esta historia. Tali Rasis, otra consultora pediátrica de sueño, introduce el concepto del cronotipo, la expresión personal del reloj interno que hace que algunas personas sean alondras y otras búhos. "Algunos niños se sienten activos y despiertos incluso cuando está oscuro afuera, mientras que otros ya se están relajando y listos para ir a la almohada", describe. "Cuando alineas el sueño con el ritmo natural de tu hijo, la hora de acostarse se vuelve más fluida y menos una batalla". O'Leary añade capas a este retrato, mencionando cómo el temperamento—un niño fácilgoing frente a uno de energía intensa y voluntad firme—puede dictar la necesidad de una rutina de relajación más larga y paciente. Incluso los brotes de crecimiento, celebrados pero agotadores, alteran temporalmente el paisaje del sueño. "A menudo, los brotes de crecimiento vienen acompañados de un aumento del hambre y de molestias físicas, ambas causas de despertares nocturnos", dice O'Leary.

Pero la narrativa del sueño infantil no se escribe solo dentro de los límites de la biología del niño. El escenario familiar y social es el telón de fondo que da forma a la trama. Diana Zales señala que los horarios laborales, a menudo inflexibles, y el frenesí de las actividades extraescolares pueden comprimir o retrasar drásticamente la rutina nocturna, creando una carrera contra el tiempo que es antagónica a la relajación. "Si un padre trabaja hasta tarde y no llega a casa hasta la hora de acostarse, las rutinas pueden ser más cortas o apresuradas", comenta, sugiriendo en esos casos ajustar la hora de despertar para preservar el total de horas de descanso. Además, abre una ventana a la diversidad global, observando que mientras la hora de acostarse a las 7 p.m. puede ser un ideal cultural muy arraigado en Estados Unidos, en países como España, India o Japón, las luces se apagan de manera habitual más cerca de las nueve o diez de la noche. "El espacio para dormir, las rutinas y las horas de acostarse también están influenciadas en gran medida por lo que es más importante para la cultura", reflexiona. Para Zales, sea cual sea el horario, un elemento no negociable debería ser la conexión. "El tiempo en familia es importante para ayudar a un niño a sentirse seguro y cómodo al fortalecer el vínculo emocional con sus padres", explica, recomendando integrar este contacto—en la cena, en la lectura de un cuento, en unos abrazos—en el proceso de preparación para dormir.

Reconocer cuando este sistema, a pesar de los mejores esfuerzos, no está funcionando, requiere una observación atenta. La Dra. Aujnarain enumera las banderas rojas: la dificultad crónica para despertarse por la mañana, los cambios de humor durante el día que se manifiestan como irritabilidad inusual o una hiperactividad nerviosa, los problemas para concentrarse que pueden confundirse con falta de interés, los bostezos frecuentes o el quedarse dormido de manera involuntaria en el coche o frente al televisor. Las consecuencias de ignorar estas señales, advierte, van más allá del mal humor ocasional. La privación crónica puede impactar el estado de ánimo a largo plazo, entorpecer el aprendizaje, interferir con la liberación de la hormona del crecimiento, debilitar el sistema inmunológico y alterar el metabolismo. Por ello, su recomendación es buscar ayuda profesional si los problemas persisten más de dos o tres semanas a pesar de la consistencia, o si aparecen síntomas más preocupantes como ronquidos fuertes, pausas observables en la respiración, terrores nocturnos recurrentes o una resistencia a la hora de acostarse que se siente insuperable.

Al final, después de desentrañar la ciencia, las rutinas, los cronotipos y las circunstancias familiares, el mensaje que resurge es uno de pragmatismo informado y desdogmatización. Tali Rasis lo resume al subrayar que, si bien el sueño es un pilar crucial de la salud, la búsqueda de una hora "correcta" universal es un espejismo. "Los niños son individuos", afirma con sencillez, destacando que el horario más acertado será siempre el que se alinee con el ritmo único del niño, negociando un equilibrio entre sus necesidades biológicas y las realidades ambientales que lo rodean. Su consejo final para los padres, a menudo abrumados por un mar de opiniones contradictorias, es volver la mirada hacia su propio hijo. "Con tantos consejos sobre el sueño, es fácil sentirse abrumado como padre", reconoce. "Pero lo más importante es encontrar lo que funciona para ti y para tu hijo. Y si necesitas apoyo adicional, no dudes en contactar a tu pediatra o a un consultor de sueño certificado para obtener orientación". Es un recordatorio de que, en medio de gráficos y horarios ideales, la narrativa del sueño perfecto se escribe noche a noche, en la quietud de cada habitación, respondiendo no a un mandato externo, sino al ritmo particular de la vida que crece en la cuna o en la cama individual.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Ivan S-Pexels

Comentarios

Leave a Reply

NOTICIAS DESTACADAS