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¿Cuándo debería preocuparme si mi bebé no empieza a hablar?

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La mayor preocupación de los padres es que sus hijos se desarrollen sanos. Nos fijamos en que oigan, vean, y al cabo de unos meses, que empiecen a hablar. Pero no siempre ocurre igual en todos los bebés.
Entre un 10% y un 14% de los niños menores de seis años tiene alguna dificultad en la adquisición del lenguaje, según un estudio científico de la Facultad de Medicina y Clínica Universitaria de Navarra. Pero, en ocasiones, la comparación con otros niños del entorno puede confundir y preocupar a los padres innecesariamente con respecto a la adquisición de las habilidades comunicativas de su hijo/a, dice El País.
Entonces, ¿cuál es la edad que los pediatras consideran adecuada para que un niño comience a hablar? “Poner un límite para establecer la normalidad es difícil, al igual que con cualquier cuestión del desarrollo del niño, porque es muy variable, pero podría establecerse en los dos años. A esta edad, los niños/as tienen que comprender y ser capaces de hacer una frase de al menos dos palabras, aunque gramaticalmente no sea perfecta, lo importante es que sean capaces de comunicarse”, explica Guadalupe del Castillo, pediatra. “Cada vez vemos más problemas del lenguaje a temprana edad y la razón es que se habla poco con los niños. También influye el hecho de que haya menos hermanos en las familias o bien personas que pasen tiempo con los pequeños y estén atentos a su proceso de adquisición del lenguaje”, comenta José Ruiz, psicólogo clínico y logopeda.
No obstante, cada niño adquiere el lenguaje a su ritmo. La capacidad comunicativa del infante va más allá de las palabras. “Puede aprender a expresarse de otras formas, como a través de los gestos, aunque tenga un retraso simple del lenguaje que acabe por superar con el tiempo. Es el caso del niño cuyos padres son sordos y puede aprender el lenguaje de signos antes que el lenguaje oral, pero se trata de niños sin otros problemas de desarrollo”, comenta Guadalupe del Castillo.
El tartamudeo, cuando se produce en niños de tres años, “es otra dificultad que suele ser fruto de la inseguridad a la hora de comenzar a hablar, lo que produce bloqueos en el niño/a a la hora de expresarse y que, en la mayoría de los casos, se corrige de manera espontánea con la evolución madurativa, al igual que la dislalia o la incorrecta pronunciación de determinados sonidos”, explica el logopeda, José Ruiz.
Las situaciones con respecto a la adquisición del lenguaje de un niño/a que pueden indicar problemas en el desarrollo evolutivo son la falta de interés por comunicarse, la incomprensión de lo que se le dice o la construcción de frases de manera incorrecta.
Ayudar al niño desde casa para que se suelte a hablar
Las pautas que recomienda la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) para acompañar al niño en el camino que le conduzca al desarrollo de su faceta comunicativa oral desde casa son:
    Contar al niño/a cuentos y motivarle a través de canciones infantiles y juegos.
    Fomentar el diálogo con el niño desde el respeto de su ritmo y modo de expresarse.
    Promover su autonomía personal.
    Evitar prolongar el uso de chupete, el biberón y los alimentos triturados más allá del año de vida, porque pueden retrasar el desarrollo del lenguaje.
    Los padres son el espejo donde los niños se miran a la hora de hablar. Por ello sus referentes lingüísticos deben vocalizar y entonar de manera adecuada.
    Contar al niño lo que se hace durante el día resulta de ayuda para que el pequeño se exprese con seguridad. (vamos al mercado a comprar fruta y ahora vamos a visitar a tu primo…).
    Conviene evitar el lenguaje infantilizado o corregir lo que el niño expresa de manera incorrecta, es suficiente con repetirlo de manera adecuada.
    Las nuevas tecnologías pueden resultar una herramienta útil para ayudar al niño/a en su recorrido hacia la conquista del manejo del lenguaje. Pero hay que utilizarlas de manera adecuada y siempre con la supervisión del niño/a por parte de un adulto.
    Acompañar, sin exigir al niño/a a lo largo del proceso de aprendizaje del lenguaje, como en cualquier otra faceta de su vida.
Cleyder Duque / Pexels

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