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Cómo la frustración ayudará a tus niños a crecer como personas

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Lucia

María Velasco, psiquiatra especializada en niños, adolescentes y familias, aborda en su libro 'Criar con salud mental. Lo que tus hijos necesitan y solo tú les puedes dar', la importancia de permitir que los niños experimenten frustración para su desarrollo emocional. La doctora Velasco, quien trabaja en el Hospital Universitario Ramón y Cajal y es docente de MIR y PIR, explica en Trendencias que para que los niños se conviertan en adultos resilientes y empáticos, deben aprender a tolerar la frustración.

En su intervención en el programa Aprendemos juntos 2030, Velasco señala que evitar que los niños se enfrenten a situaciones frustrantes impide que desarrollen las habilidades necesarias para manejar las dificultades de la vida. Asegura que emociones como la tristeza, la rabia y la frustración, aunque desagradables, son esenciales para el aprendizaje y el crecimiento personal. Enseñar a los niños a lidiar con estas emociones les ayuda a mentalizarse y a gestionar diferentes estados emocionales, tanto internos como externos.

Velasco subraya que la capacidad de adaptarse a la vida, conocida como resiliencia, se fortalece cuando los niños aprenden a aceptar un "no"

como respuesta. Protegerlos constantemente de la frustración puede resultar en adultos que no saben cómo manejar el fracaso o aprender de los errores. La doctora insiste en que los padres deben permitir que sus hijos se frustren de manera gradual y tolerable desde una edad temprana.

Esto no solo mejora su tolerancia a la frustración, sino que también desarrolla su capacidad empática.

Para enseñar a los niños a tolerar la frustración, Velasco recomienda ponerles límites claros y realistas, ayudándoles a entender que no siempre pueden tener lo que quieren. Este proceso, aunque puede ser doloroso para los padres, es crucial para el desarrollo de habilidades como la empatía, la gestión emocional y la resolución de conflictos.

La psiquiatra también advierte que evitar que los niños enfrenten la frustración puede contribuir a problemas de salud mental en la adolescencia y la adultez. La ansiedad, la tristeza y la baja tolerancia a la frustración son trastornos que han aumentado entre los jóvenes, siendo los trastornos de ansiedad los más frecuentes.

Velasco concluye que la salud mental no solo consiste en la ausencia de enfermedades, sino en el equilibrio entre fortalezas y capacidades que permiten enfrentar la vida de manera positiva y adaptativa. Enseñar a los niños a gestionar la frustración es, por tanto, una parte esencial de su desarrollo emocional y de su capacidad para integrarse y compartir con los demás.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Bing IG

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