Claves para un óptimo descanso infantil
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Lucia
Para favorecer un buen descanso en los niños, es esencial comprender sus necesidades y familiarizarse con el proceso de dormir. Sara Traver, asesora de sueño, lactancia y alimentación, y fundadora de Natural Wean, servicio de asesoramiento de la maternidad, explica en Diez Minutos que los niños requieren un marco predecible para entender qué va a suceder, lo que ayuda a minimizar la desregulación y contribuye a una noche más tranquila. La clave es lograr que el niño esté calmado, lo que varía según la edad. Al principio, el contacto cercano con el cuidador es esencial, y con el tiempo, la validación del cuidado se transforma. La alimentación nocturna gradualmente cede paso a períodos de descanso más prolongados.
Establecer una rutina de sueño adecuada también es esencial y evoluciona con el crecimiento del niño. Aproximadamente a los 3, 4 o 5 meses, cuando el bebé comprende la diferencia entre el día y la noche, se puede comenzar a implementar una rutina. La duración de la rutina varía según la edad, siendo más corta para los bebés y más extensa para los niños mayores.
Es fundamental que la rutina de sueño sea repetitiva, realizada todos los días y con la misma persona que acompañe al niño a dormir. Se pueden incluir actividades como música suave, abrazar al bebé mientras se balancea o leer libros apropiados para la edad. La rutina se vuelve más compleja a medida que el niño crece y se busca proporcionar estructura y anticipación para el momento de dormir.
A la hora de dormir a un bebé, es importante brindarle el soporte y la flexibilidad necesarios para que el sueño ocurra de manera óptima. Los primeros meses requieren contacto físico sin restricciones, como el colecho, que proporciona al bebé seguridad y confort. La experta recomienda trabajar la flexibilidad para dormir en diferentes situaciones y evitar depender de una sola forma de regular el sueño.
En cuanto a lo que no se debe hacer, es fundamental no establecer expectativas rígidas sobre cómo será el sueño del bebé. Los ciclos de sueño de los niños son diferentes a los de los adultos, y el sueño puede ser fraccionado y cambiar constantemente durante la primera infancia. Se sugiere mantener una actitud sin expectativas y adaptarse a las necesidades del bebé.
Es esencial observar el estado del niño al día siguiente para determinar si el sueño ha sido suficiente. Un bebé feliz y enérgico es un indicador positivo de que está durmiendo adecuadamente, incluso si sus ciclos de sueño son fraccionados.
En cuanto a elementos de ayuda para dormir, es importante tener en cuenta la temperatura de la habitación, proporcionar ropa cómoda de algodón y evitar mantas. Se desaconseja el uso excesivo de objetos de apego, ya que estos deben surgir de manera espontánea y no forzada.
También se aconseja no depender del ruido blanco para sostener el sueño, ya que esto puede generar una necesidad no deseada.
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