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Alternativas caseras para aliviar los resfriados infantiles

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Cuando un niño presenta síntomas de resfriado, muchos padres se enfrentan a la duda sobre cómo aliviarlos sin recurrir inmediatamente a medicamentos. La Academia Americana de Pediatría establece recomendaciones específicas al respecto: para niños entre 4 y 6 años, los medicamentos para la tos deben usarse solamente si los recomienda el médico del niño, mientras que después de los 6 años, aunque se consideran seguros, deben seguirse estrictamente las instrucciones del empaque para administrar la cantidad correcta.

Para el goteo nasal, una opción frecuente es utilizar una jeringa de pera para succionar el líquido o pedir al niño que se suene la nariz.

Cuando la secreción nasal es aguada, esto puede indicar que el cuerpo está eliminando virus. Para la nariz tapada en bebés de 3 meses a 1 año, se recomienda succionar la nariz del bebé antes de amamantarlo o darle el biberón, ya que los problemas respiratorios pueden dificultar la alimentación. La leche materna sigue siendo recomendada para niños con resfriado común, y si al bebé le cuesta amamantar directamente, extraer la leche para ofrecerla en taza o biberón puede ser una alternativa práctica.

Las gotas con solución salina en atomizador sirven para aflojar la mucosidad seca. Se aplican de 2 a 3 gotas en cada fosa nasal, haciendo un lado a la vez, para luego succionar el líquido o pedir al niño que se suene la nariz. Estas soluciones pueden adquirirse en farmacias sin receta médica, o prepararse en casa añadiendo media cucharadita de sal de mesa al agua tibia del grifo. Los enjuagues nasales pueden realizarse cada vez que el niño tenga dificultad para respirar por la nariz, continuando hasta que lo que salga de la nariz esté despejado. Para los mocos pegajosos y persistentes, puede utilizarse un hisopo de algodón húmedo para retirarlos.

Respecto a la tos, existen precauciones importantes según la edad. No se debe dar miel a bebés menores de 1 año, ya que no mejora los síntomas y puede causar botulismo. Para niños de 1 año o mayores, se puede usar miel en cantidades de 2 a 5 mL según sea necesario, ya que ayuda a diluir la mucosidad y reducir la tos. Si no se dispone de miel, puede usarse jarabe de maíz como alternativa. Investigaciones recientes han mostrado que la miel puede ser más efectiva que los jarabes comerciales para reducir la frecuencia de la tos y aliviarla durante la noche. Para niños de 2 años y mayores, se puede frotar una capa gruesa de ungüento mentolado en la piel sobre el pecho y el cuello, cubriendo la garganta, recordando guardar el producto fuera del alcance de los niños después de su uso.

Mantener al niño hidratado es fundamental, ya que cuando hay suficiente agua en el cuerpo, la mucosidad se diluye más, facilitando la tos y el sonado nasal. En cuanto al ambiente, si el aire del hogar se siente seco, usar un humidificador puede ayudar a prevenir que la mucosidad nasal se seque. Otra alternativa es dejar correr agua caliente de la ducha durante un tiempo para aumentar la humedad ambiental, o sentarse en el baño con el niño para que respire el vapor caliente.

No siempre es necesario tratar los síntomas activamente. Si el resfriado no causa molestias al niño, no se requieren medicamentos ni remedios caseros. Muchos niños con tos o nariz congestionada se mantienen contentos, juegan normalmente y duermen bien. El tratamiento debe considerarse solamente cuando los síntomas causan molestias, problemas para dormir o si la tos es muy incómoda, como en el caso de la tos seca y áspera.

Respecto a la fiebre, dado que ayuda al cuerpo a combatir infecciones, solo debe tratarse si disminuye significativamente el nivel de actividad del niño o le causa molestias, lo que generalmente ocurre cuando la temperatura alcanza los 102°F (39°C) o más. Si es necesario, el acetaminofén o el ibuprofeno pueden administrarse de manera segura para tratar la fiebre o el dolor.

© SomosTV LLC-NC / Photo: Andrea Piacquadio

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