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Alimentos naturales no pueden ser sustituidos por procesados “fortificados” con vitaminas

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Un estudio realizado en nuestro país reveló que agregar minerales o vitaminas a productos alimenticios de consumo infantil no es suficiente para compensar la ausencia de una dieta equilibrada con frutas, verduras, carnes o pescado.

El equipo analizó la información de una encuesta nacional sobre nutrición y descubrió que, sin la fortificación de los alimentos, la dieta de una gran cantidad de niños y adolescentes sería insuficiente en términos nutricionales. Con la fortificación, el escenario es mejor, aunque no perfecto.

Louise Berner, investigadora especializada en ciencia alimentaria y nutrición de la Cal Poly State University en California, explicó: "Los alimentos con nutrientes agregados (principalmente, cereales para el desayuno, productos integrales enriquecidos, leches) proporcionaban cantidades importantes de muchos, pero no todos los minerales y las vitaminas a la dieta de los niños y los adolescentes estadounidenses".

El contexto regulatorio juega un papel fundamental en este panorama. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos exige que la industria fortifique algunos alimentos, como ocurre con la harina refinada enriquecida con vitaminas y hierro o la leche descremada rica en vitamina A.

El equipo de Berner analizó los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición para revisar la dieta de 7.250 participantes de entre 2 y 18 años. Los autores se concentraron en los tipos de alimentos y los suplementos que consumían y evaluaron la cantidad de nutrientes de cada producto. Luego, aplicaron los Requerimientos Promedio Adecuados (EAR, por su nombre en inglés) para conocer cuán nutritiva era la alimentación. Los EAR son la cantidad promedio de consumo diario de nutrientes de la mitad de los individuos saludables de un grupo de la misma edad y sexo.

El análisis mostró diferencias significativas según la edad y el género. Las mujeres de entre 14 y 18 años eran más propensas a no cumplir los EAR para la edad, mientras que los niños y las niñas de entre 2 y 8 años eran los que menos nutrientes ingerían.

Los números revelaron el aporte específico de los alimentos fortificados. Los autores hallaron que los alimentos fortificados aportaban la mitad o más de la vitamina D, la tiamina y el ácido fólico de la dieta infantil; el 20-47 por ciento de la vitamina A, la vitamina C, la riboflavina, la niacina, las vitaminas B-6 y B-12 y el hierro; el 12-18 por ciento del consumo de zinc, y apenas el 4,5-6,6 por ciento del calcio.

Pero incluso con este aporte, persistían deficiencias importantes. Aun con el aumento de los nutrientes de fuentes fortificadas, un porcentaje significativo de los participantes consumían cantidades de vitaminas A, C y D por debajo de los EAR para cada edad y sexo.

Los investigadores identificaron un dato que disipa ciertas preocupaciones históricas: los alimentos fortificados tampoco parecieron aportar cantidades excesivas de ninguno de los nutrientes. Los productos que más nutrientes aportaban eran los cereales para el desayuno, la leche y las bebidas lácteas, los panes y otros productos elaborados con granos enriquecidos.

Berner fue cuidadosa al precisar los límites del estudio: "Este estudio proporciona una buena descripción del aporte de los alimentos fortificados a la dieta de los niños y los adolescentes de Estados Unidos, pero no debería interpretarse como una recomendación alimentaria para los consumidores. Ese no era el objetivo de la investigación".

La investigadora enfatizó el valor fundamental de los alimentos naturales: "Alimentos sin fortificar como las frutas, las verduras, las carnes, el pescado y muchos más son fundamentales para la dieta saludable y, a menudo, se consumen en cantidades insuficientes".

Otro especialista añadió una perspectiva adicional: consumir alimentos saludables variados aportará los mismos nutrientes, y otros, pero sin el azúcar, la sal, el almidón refinado, los aceites dañinos o las calorías excesivas de la comida "chatarra" fortificada.

Mientras los estantes siguen ofreciendo productos enriquecidos con vitaminas, la evidencia sugiere que estos no pueden reemplazar lo que ofrece una alimentación diversa y natural, aquella que no viene en cajas con etiquetas prometedoras, sino en la simple variedad de los alimentos sin procesar.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Dr. Connie Hiers

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