Cómo conseguir que los niños pequeños obedezcan
Los niños de entre 3 y 6 años manifiestan menos obediencia y respeto que los más pequeños, dice Etapa Infantil. Esto es normal porque los niños comienzan a establecer su identidad y su propia idiosincrasia y es habitual que quieran mostrar su propia voluntad desafiando en algunos casos, a los padres.
Hasta los tres años, los pequeños obedecen mejor porque quieren que papá y mamá estén contentos con sus habilidades, pero a partir del tercer año y con todos los cambios evolutivos que conlleva la nueva etapa en su desarrollo, es normal que los padres nos encontremos con niños más tozudos.
La obediencia en los niños pequeños
A partir de los tres años los niños tienen un lenguaje más desarrollado y con la identidad que están formando se enfrentan al mundo adulto.
Aparecen las rabietas más intensas, las contestaciones y las negaciones.
Son más autónomos, comprenden algo mejor el mundo que les rodea y hacen más caso a sus propias necesidades y deseos que al satisfacer a los demás.
Es a esta edad es cuando los niños comprenden mejor las normas y las imposiciones y aunque ya hubieran rutinas en el hogar para darles más autonomía, también se comienzan los límites para gestionar el comportamiento personal y social. Cuando no cumplen con las normas hay consecuencias y se refuerza positivamente cuando sí las cumplen.
Aunque comprenden mejor las normas, les cuesta más entender la racionalidad de las mismas. Son conscientes de que si se las saltan hay consecuencias negativas, pero para que las cumplan deben saber qué se espera de ellos en cada momento (enseñarles las normas) y ser coherentes todo el tiempo. Con constancia se podrán interiorizar, siempre y cuando se les corrija desde el respeto y el amor.
No es hasta los 7 años aproximadamente cuando un niño entiende mejor su propio pensamiento, aunque sigue siendo bastante egocéntrico y piensa que todos piensan como él.
El secreto: ser firme pero flexible
No esperes una obediencia al 100% porque los niños tienen su propia personalidad y al ser egocéntricos querrán salirse con la suya una y otra vez. No te están desafiando directamente, esto es normal y va acorde con el desarrollo y la edad. Podríamos decir incluso, que es saludable que lo hagan.
Pero como padres, debemos mostrarles el buen camino y para ello, hay que enseñarles a que se comporten correctamente. Es cierto que cuando un niño pequeño se aburre es más probable que se porte mal porque querrá experimentar sensaciones nuevas. Esto es importante tenerlo presente para inculcar una buena obediencia siempre desde el respeto y el cariño hacia nuestros hijos.
A partir de los 3 años comienzan las rabietas más intensas, y debemos estar preparados para actuar correctamente. Piensa que un niño pequeño solo piensa en sus necesidades y en la inmediatez. Cuando tiene una rabieta no hay que ceder a sus deseos, hay que explicar lo que está ocurriendo y lo que debe suceder. Se puede negociar la situación pero sin sucumbir a sus pretensiones totalmente.
Obediencia en niños pequeños
La firmeza es fundamental ante una rabieta, aunque a veces puedas ser flexible para llegar a acuerdos porque las circunstancias así lo permiten (por ejemplo, cuando tu hijo no quiere irse del parque pero le dices que puede estar 5 minutos más… Aunque después de los 5 minutos deberás ser firme y marcharos). Pero no tienes que ser flexible cuando está teniendo la rabieta porque aprenderá que ese “modus operandi” le funciona para conseguir sus deseos, sean los que sean. Si cedes cuando no corresponde, las rabietas irán en aumento y cada vez serán peores.
Cómo enseñar a los niños de 3 a 6 años a ser obedientes
Entonces, sabido todo esto, vamos a comentarte algunas claves para que puedas trabajar la obediencia con tu hijo de 3 a 6 años y que sea efectivo. Recuerda que eres su mayor ejemplo y siempre tendrás que hacerlo desde la calma y el cariño. Veamos:
Introduce las normas y los límites poco a poco. No introduzcas nuevos límites sin que los anteriores no estén interiorizados correctamente.
Sé siempre firme y coherente en las correcciones de comportamiento.
Aplica refuerzos positivos cuando lo hace bien y consecuencias cuando sus conductas no sean las previamente pactadas.
Comprende a tu hijo y su desarrollo. Recuerda que quiere mostrar su autonomía y su identidad, ayúdale a comprender sus propias emociones y a cómo funciona el entorno.
Sé un buen ejemplo con tu conducta y comportamiento.
Ten paciencia porque tus hijos aprenden de ti, aún les queda mucho por madurar y eso requiere tiempo, paciencia y mucho cariño por tu parte.
Como ves, que los niños sean obedientes no es algo que ocurra de la noche a la mañana. Requiere de mucha dedicación y paciencia, pero si lo haces siempre desde el amor y el respeto, con el tiempo, te darás cuenta de que podrás recoger buenos frutos. ¡Tus hijos habrán interiorizado las normas correctamente y sabrán qué se espera de ellos en cada momento determinado!
Photo: © StockSnap / pixabay
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