¿Puede perjudicar a los niños dormir con aire acondicionado o ventilador?
Aún hace bastante calor en muchos puntos del país, y en estas circunstancias, es normal que dejemos prendido el aire acondicionado o los ventiladores en las recamaras de los niños. ¿Tiene algún riesgo para su salud ese contraste de temperatura?
Utilizar de forma correcta el aire acondicionado es muy sencillo. Los expertos consultados por Diario de Navarra aconsejan evitar su uso continuado durante varias horas, así como los cambios bruscos de temperaturas.
Además, explican que es necesaria una adecuada y constante hidratación, para hacer frente a la sequedad del ambiente y, si es posible, usar humidificadores. Asimismo, mantener una dieta equilibrada y adoptar medidas higiénicas como el lavado de manos es esencial.
¿Cuál sería la temperatura óptima?
Los expertos dicen que mantener una temperatura entre 24 y 26 grados es suficiente para hacer frente a los efectos del calor.
Basta con seleccionar 5 grados por debajo de la temperatura exterior para obtener una sensación de frescor, añade.
Según los otorrinolaringólogos, el uso del aire acondicionado puede incrementar las patologías de garganta durante los meses de verano. Las variaciones bruscas de temperatura y humedad, por el contraste entre recintos cerrados con aire frío y las altas temperaturas de la calle, son las responsables de estos problemas, explican.
De esta manera, el aire frío y seco que expulsa un aire acondicionado genera una serie de alteraciones en los sistemas de defensa naturales de la nariz y garganta. Los cilios pierden movilidad y la circulación de la mucosa es más lenta. Esto puede derivar en otros dos problemas de salud:
sinusitis y otitis.
Asimismo, el ambiente seco generado por el uso de estos aparatos puede dar lugar a faringitis. Las señales de alerta son sensación de quemazón, carraspeo o tos.
Además, el ambiente seco y las bajas temperaturas pueden causar el síndrome del ojo seco, sobre todo en los usuarios de lentillas.
El abuso del aire acondicionado también puede ocasionar contracturas musculares, dolores cervicales, lumbalgias, tortícolis e incluso parálisis faciales. Otro riesgo para la salud es la aparición de dermatitis, porque la sequedad ambiental se traslada a la piel y puede originar irritaciones dérmicas o exacerbar afecciones preexistentes.
Photo: © mohamed_hassan / pixabay
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