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Nuevo caso en Florida muestra riesgo de bolitas imantadas para niños

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Un nuevo caso, el de un niño de 8 años en la Florida, que tuvo que ser hospitalizado tras haberse tragado 16 bolitas de imán nos recuerda los riesgos de esos objetos para los más pequeños, según detalla el Miami Herald.
Cuando Hannah Arrington y su esposo llevaron a su hijo de 2 años, el menor de los cinco que tienen, a la sala de emergencias de un hospital con dolores abdominales, no se imaginaban que los rayos X irían a descubrir que el niño se había tragado pequeñísimas bolas con imán.
Alerta ante posibles peligros, ninguno de los dos suele comprar juguetes que representen un riesgo para sus hijos, dijo Hannah, de modo la noticia les impactó enormemente.
“Pero de pronto, algo me sacudió, y entonces recordé”, dijo Arrington.
En abril, dijo Arrington, su hijo mayor regresó de la escuela con un juguete llamado Buckyballs, que le había dado en la escuela otro muchacho.
Pedazos del juguete se separaron, y estaban dispersos por toda la casa.
Sin que sus padres lo supieran, Konin encontró una bola, la recogió, y se la metió en la boca. Se tragó 16 bolitas.
Las bolas se unieron, le perforaron el estómago y le hicieron un agujero que llegó hasta el colon.
Los cirujanos tuvieron que extirpar unos tres pies de intestino delgado de Konin, dijo su madre, y lo enviaron a la casa para que se recuperara.
Sin embargo, tras perder peso de forma alarmante, volvió al hospital donde se le diagnosticó síndrome de intestino delgado.
Hannah dijo que su esposo le pidió al subdirector de la escuela que se le prestara más atención a los niños que llevan a la escuela cosas que “podrían matar a otro chico”.
“Resulta evidente que preguntarle al niño cómo le había ido en la escuela no es suficiente”, dijo Arrington.
“Los padres tienen que verificar tres veces lo que los niños llevan a la casa de la escuela”.
En el 2014, la comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de Estados Unidos (CPSC) ordenó recoger Buckyballs, entre otros juguetes con imán parecidos, pero la decisión se anuló en el 2016, lo que de nuevo le dio a los compradores acceso al juguete.
“Estas bolas con imán deberían prohibirse”, dijo Arrington. “No entiendo porqué un juez federal tuvo que desestimar algo que le ha provocado la muerte a varios niños”.
Algo que es igualmente perturbador, dijo Arrington, es ver tendencias de un reto de TikTok donde niños y adolescentes se meten en la boca imanes similares.
En el reto, que se ha vuelto viral, los participantes se colocan dos bolas magnéticas a ambos lados de la lengua o de la nariz para dar la impresión de que tienen un piercing. Este reto ya demostró ser peligroso en Inglaterra, en tanto NHS reportó un aumento en hospitalizaciones de niños mayores, por culpa de la tendencia, según Sky News.
Una advertencia en la etiqueta del juguete señala que el producto debe estar lejos del alcance de los niños, y que no se debe poner ni en la nariz ni en la boca. De igual modo, la advertencia dice que cualquier bolas con imán que se trague un niño se puede adherir a los intestinos y provocar una lesión grave e incluso la muerte.
Con todo, Buckyballs ha ocupado cintillos noticiosos justamente por ello. En 2017, después que se permitió que el producto volviese al mercado, un niño de 2 años de Colorado debió ser ingresado en el hospital por haberse tragado 28 bolitas de Buckyballs.
Mientras Arrington permanece en el hospital junto a su hijo, que en la actualidad está siendo alimentado mediante un tubo, tiene un mensaje para los padres: estar vigilante.
“Queremos que otros padres sepan lo peligroso que puede ser, porque no teníamos la menor idea de que algo así podía causar tanto daño”, dijo Arrington. “Los padres tienen que ver bien qué llevan a la casa los niños de la escuela”.
La familia creó una cuenta de GoFundMe para recaudar dinero y poder pagar las facturas médicas del pequeño Konin.
Photo: © Simon Carr / Flickr

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