
Consecuencias menos conocidas del TDAH en la infancia
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Aproximadamente siete millones de niños entre tres y diecisiete años en Estados Unidos han sido diagnosticados con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Pero detrás de este diagnóstico convive otro desafío menos visible: hasta la mitad de ellos también lucha contra problemas de agresión impulsiva e irritabilidad persistente, según el profesor James Waxmonsky, catedrático de Psiquiatría Infantil en la Facultad de Medicina de Penn State.
Estos niños no experimentan simples berrinches ocasionales. Sus crisis emocionales son intensas, prolongadas y capaces de alterar profundamente su funcionamiento en el hogar, la escuela y sus relaciones con otros niños. "La agresión es una de las razones más comunes por las que los niños son llevados a evaluación de emergencia", explicó Waxmonsky. El problema se complica porque, aunque existen medicamentos que pueden reducir estos episodios en algunos casos, no hay forma confiable de predecir qué niños responderán bien al tratamiento y cuáles no.
Actualmente, los médicos toman decisiones terapéuticas basándose en observaciones conductuales, historial clínico y, en algunos casos, antecedentes genéticos. Pero estas aproximaciones resultan insuficientes para muchos pequeños cuyas vidas siguen afectadas por la intensidad de sus respuestas emocionales.
Un equipo de investigadores, dirigido por Waxmonsky, se ha propuesto cambiar este panorama. Con una subvención de 3.6 millones de dólares del Instituto Nacional de Salud Mental, dedicarán los próximos cinco años a buscar respuestas más precisas. Su enfoque: examinar cómo el cerebro de estos niños procesa la recompensa y la frustración.
"Al final del día, todo se trata de ayudar a los niños a mejorar", afirmó Waxmonsky. La investigación se centrará específicamente en niños con TDAH que presentan altos niveles de agresión e irritabilidad, con el objetivo de entender por qué algunos muestran mejorías con la medicación mientras otros no experimentan cambios significativos.
El estudio busca identificar marcadores cerebrales que permitan predecir la respuesta al tratamiento, más allá de las limitaciones de las evaluaciones tradicionales. El equipo espera que comprender las bases neurológicas de estas diferencias permita desarrollar acercamientos más personalizados y efectivos.
La investigación podría tener implicaciones significativas para un problema que afecta a millones de familias. "Identificar tratamientos seguros y bien estudiados que sean efectivos podría tener un impacto considerable", señaló Waxmonsky. No se trata solo de reducir sintomatología, sino de devolver a estos niños la posibilidad de desenvolverse en su mundo con mayor equilibrio y menos sufrimiento.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Penn State Health
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