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Los menús escolares y su capacidad para potenciar el desarrollo infantil

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En el mundo, 388 millones de niños de 161 países reciben alimentación a través de programas escolares. Durante décadas, la eficacia de estas iniciativas se ha medido principalmente mediante números estáticos: centímetros de altura, kilos de peso y cálculos de Índice de Masa Corporal. Sin embargo, estas cifras silencian aspectos cruciales de la salud infantil, como la capacidad cardiorrespiratoria o la fuerza muscular, dimensiones dinámicas que revelan el verdadero estado físico de un niño.

Recientemente, un estudio dirigido por el profesor Qiran Zhao de la Universidad Agrícola de China incorporó por primera vez pruebas de capacidad física en la evaluación de estos programas. La investigación, publicada en "Frontiers of Agricultural Science and Engineering", analizó el impacto del Programa de Mejora Nutricional para estudiantes de educación obligatoria en zonas rurales de China, ofreciendo así una nueva perspectiva para optimizar las políticas de alimentación escolar a nivel global, especialmente en países africanos.

El estudio tomó como muestra a más de 400,000 estudiantes de primaria y secundaria del condado de Ruyang, en la provincia de Henan, entre 2016 y 2020. Los datos recogidos incluían no solo medidas antropométricas tradicionales, sino también resultados de pruebas físicas estandarizadas y indicadores de salud de estudiantes tanto rurales como urbanos.

Los resultados mostraron que la participación en el programa promovió significativamente el desarrollo en altura y peso de los niños rurales. Los puntajes Z de talla para la edad (HAZ) de estos estudiantes aumentaron de 0.10 a 0.35 en ese período, mientras que los puntajes Z de IMC para la edad (BMI-Z) subieron de -0.02 a 0.17. La brecha de crecimiento entre niños urbanos y rurales se redujo progresivamente.

Pero el hallazgo más significativo fue otro: el rendimiento en las pruebas de capacidad física de los estudiantes rurales fue consistentemente mejor que el de los urbanos, y esta ventaja se amplió con el tiempo de participación en el programa.

Aunque el IMC de los estudiantes rurales seguía siendo ligeramente inferior al de los urbanos, su ventaja sostenida en las pruebas físicas indicó que una nutrición adecuada no solo apoya el crecimiento, sino que mejora la función corporal. En 2020, la tasa de obesidad de los estudiantes rurales fue significativamente menor que la de los urbanos, mientras que la prevalencia de delgadez fue entre 1.5% y 2.9% más baja.

Esto sugiere que el programa logró un equilibrio entre evitar los riesgos de la desnutrición y los de la obesidad. Los datos de seguimiento a largo plazo revelaron que los efectos del programa son acumulativos. La concurrencia de este "ponerse al día en crecimiento" con la "mejora funcional" confirma la necesidad de integrar evaluaciones dinámicas en las intervenciones nutricionales.

África representa una región clave para los programas de alimentación escolar globales. Actualmente, nueve países, incluidos Etiopía y Ghana, han establecido programas a nivel nacional, pero generalmente enfrentan desafíos como la baja calidad dietética y indicadores de evaluación unidimensionales. La experiencia china ofrece soluciones específicas a estos problemas.

El estudio señaló que los países africanos podrían adoptar guías nutricionales estandarizadas similares a las chinas. El programa chino asegura que los estudiantes obtengan nutrición equilibrada definiendo claramente la composición diaria de las comidas, un modelo que podría mejorar la situación de "exceso de energía pero insuficiencia de micronutrientes" en las comidas escolares africanas. En segundo lugar, sería necesario establecer un sistema de evaluación integral que incluya pruebas de capacidad física. Adicionalmente, combinar este enfoque con modelos de producción local —como el método de Ghana de comprar productos agrícolas a pequeños campesinos para aumentar los ingresos agrícolas locales— podría permitir que los programas de alimentación escolar promuevan simultáneamente la salud infantil y la economía comunitaria.

La investigación confirma que el impacto de estos programas va mucho más allá de los indicadores de crecimiento tradicionales, y que las pruebas de capacidad física deberían convertirse en una dimensión central de evaluación. Datos del Programa Mundial de Alimentos muestran que por cada dólar invertido en un programa de alimentación efectivo, se puede generar un retorno de hasta 9 dólares. Al incluir la evaluación física, los responsables de políticas pueden optimizar con mayor precisión las estructuras de las comidas y la asignación de recursos. Para los países africanos, esto no representa solo una solución técnica para mejorar la nutrición infantil, sino un medio clave para romper el ciclo de "pobreza - desnutrición - atraso educativo" a través de intervenciones de salud integrales.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © USDA

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