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Integrar la salud conductual en la atención pediátrica primaria reduce los síntomas

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En los últimos años, la salud mental de niños y adolescentes ha pasado a ocupar un lugar central en la preocupación de médicos, familias y autoridades sanitarias. Las señales son visibles: cada vez más menores muestran dificultades emocionales o de conducta, y los sistemas de salud se ven forzados a buscar fórmulas que les permitan responder sin obligar a las familias a recorrer interminables circuitos de derivaciones.

En Massachusetts, un equipo del Boston Medical Center ha intentado dar forma a una respuesta diferente. Bajo el nombre de TEAM UP —acrónimo de Transforming and Expanding Access to Mental Health Care Universally in Pediatrics—, la institución puso en marcha un modelo que busca situar la atención psicológica dentro de la misma consulta pediátrica. La lógica es sencilla: si la salud física y la mental son inseparables, deberían tratarse en un mismo espacio.

La pediatra Jihye Kim encabezó un estudio que siguió a 942 menores de entre cuatro y dieciocho años que presentaban problemas de conducta o emocionales. Todos ellos habían sido atendidos en cuatro centros de salud comunitarios que habían adoptado el modelo TEAM UP. Los investigadores recurrieron a una herramienta de evaluación muy extendida, el Pediatric Symptom Checklist-17, con la que midieron la evolución de los síntomas antes y después de recibir tratamiento integrado.

Los resultados apuntaron en una dirección clara: las puntuaciones en el cuestionario disminuyeron de forma significativa, un indicio de que los niños mostraban menos síntomas psicológicos tras la intervención. Para los responsables del proyecto, esto confirma que la integración de profesionales de salud mental en la atención pediátrica no solo facilita el acceso a los servicios, sino que también tiene un impacto directo en el bienestar de los menores.

R. Christopher Sheldrick, codirector de investigación y evaluación de TEAM UP y uno de los autores principales, lo resume así: "Investigaciones previas se habían centrado sobre todo en el acceso, documentando que TEAM UP aumentaba la disponibilidad de servicios. Este estudio va más allá al demostrar reducciones clínicamente significativas en los síntomas, tal y como los reportan los propios niños y sus cuidadores".

La propuesta no se limita a añadir un psicólogo en la consulta del pediatra. Implica también a trabajadores comunitarios, que aportan un conocimiento cercano de las realidades sociales de las familias, y fomenta un trabajo en equipo que intenta adaptarse a la diversidad cultural de las comunidades. En palabras de Megan Bair-Merritt, responsable científica del sistema de salud de BMC y antigua directora de investigación de TEAM UP, "el modelo integrado no solo mejora el acceso, sino que permite a las prácticas pediátricas comprobar de primera mano los beneficios de atender la salud mental y física de forma conjunta, en un solo lugar".

El origen de esta iniciativa se remonta a 2015. Desde entonces, ha ido sumando centros de salud —más de quince hasta ahora— y formando a más de 650 profesionales para aplicar esta fórmula. El apoyo económico de fundaciones privadas como la Richard and Susan Smith Family Foundation o The Klarman Family Foundation ha sido decisivo para sostener su expansión. Hoy, además de extenderse en Massachusetts, el modelo comienza a implantarse en ciudades como Nueva York y Atlanta, con la previsión de alcanzar a decenas de miles de niños más.

La apuesta llega en un momento en que las desigualdades sociales y los efectos acumulados de la pandemia han agravado la situación de muchos menores. Los autores del estudio publicado en "JAMA Network Open" sostienen que TEAM UP puede ser una vía para afrontar esta crisis a escala, y no solo como un proyecto local.

El Boston Medical Center, que coordina el programa, se presenta como un laboratorio en el que ensayar fórmulas capaces de cambiar la atención pediátrica en Estados Unidos. La idea de integrar salud física y mental, que en el papel parece evidente, adquiere aquí una materialidad concreta: consultas en las que un niño puede ser atendido por su pediatra y, en la misma visita, recibir apoyo psicológico sin necesidad de buscar un especialista externo ni enfrentar el estigma asociado a ello.

El recorrido de TEAM UP aún está en marcha, pero los datos iniciales sugieren que puede ofrecer una respuesta viable a un problema creciente. Más que una solución definitiva, se plantea como un recordatorio de que la salud mental infantil requiere estructuras duraderas, equipos formados y una mirada que entienda la infancia de manera integral. Un enfoque en el que el bienestar emocional deje de ser un añadido y se convierta en parte inseparable de la atención pediátrica cotidiana.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Boston Medical Center

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