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La maternidad después del cáncer

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Muchas mujeres en edad fertil, diagnosticadas de cáncer dudan que tras el tratamiento puedan volver a ser madres. La quimioterapia no es solo un tratamiento contra la enfermedad; es también una carrera contrarreloj que pone en jaque su fertilidad.

Los agentes quimioterapéuticos, diseñados para atacar células de rápida división como las cancerígenas, suelen afectar también a los ovarios. El resultado, en muchos casos, es la interrupción de la menstruación y la consecuente imposibilidad de concebir. Sin embargo, la ecuación no es igual para todas. La edad emerge como el factor crítico. La oncóloga Marta Blanco, de laAECC, aporta datos concretos que delinean estarealidad: “Algunos estudios indican que aproximadamente un 40 por ciento de las mujeres menores de 40 años pueden desarrollar menopausia e infertilidad tras el tratamiento, frente a un 76 por ciento de las que tienen una edad superior a los 40 años”.

Frente a este panorama, la medicina ofrece hoy alternativas que se activan, a modo de seguro, antes de iniciar la quimio. Se trata de técnicas de preservación de la fertilidad, un abanico de posibilidades que incluye la vitrificación de ovocitos o de tejido ovárico. La decisión de emplear una u otra, o ninguna, no es trivial. Depende de un delicado balance entre la edad de la mujer, el tipo y pronóstico del tumor, la potencial interferencia de estos métodos con el tratamiento oncológico y el tiempo disponible, que suele ser escaso. “Cada caso es particular y diferente”, recalca Blanco, insistiendo en que no todas las mujeres padecen los mismos efectos.

Incluso durante el propio tratamiento, contra toda lógica, existe la posibilidad biológica de un embarazo. Es por eso que los equipos médicos recomiendan, casi de forma unánime, el uso estricto de anticonceptivos durante todo el proceso. La amenaza no es solo para un posible feto, expuesto a agentios teratógenos, sino también para la propia paciente, cuyo equilibrio hormonal podría verse alterado. “En algunas ocasiones, los cambios hormonales de la paciente pueden llegar a obstaculizar la evolución o el pronóstico de la enfermedad”, explica la oncóloga.

La incertidumbre se extiende más allá del último ciclo de quimio. ¿Cómo afecta el tratamiento antitumoral a un futuro hijo? Blanco señala que se han documentado casos, principalmente en pacientes con tumores hematológicos como leucemias tratadas con dosis muy altas de quimio, en los que se observaron partos prematuros o retrasos en el crecimiento intrauterino. Pero se apresura a añadir: “Son los especialistas que atienden a cada mujer quienes han de aclarar según el historial las posibilidades de repercusión en el feto o futuro hijo”.

El camino posterior al alta oncológica está marcado por la espera. Los especialistas recomiendan un periodo de tiempo, variable según el tipo de cáncer y la terapia recibida, antes de intentar un embarazo. Pueden ser unos pocos años o varios. Es un tiempo de paciencia y vigilancia, pero también de esperanza. Un rayo de luz en esa lucha lo proporciona una observación clínica, aún no totalmente confirmada por grandes estudios: “El embarazo en una paciente con cáncer de mama no parece interferir en su pronóstico”, reconoce Blanco.

Al final, la respuesta a la pregunta inicial no es un sí o un no rotundo. Es un “depende” que se construye en cada consulta, con cada historial médico, en un diálogo constante entre el deseo de ser madre y la imperiosa necesidad de vencer al cáncer.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © PixaHive

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