
La dieta materna moldea las preferencias alimentarias de por vida
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La exposición a distintos sabores comienza antes del primer bocado. Un estudio publicado en "Advances in Nutrition" analiza cómo las condiciones intrauterinas y las primeras experiencias alimentarias influyen en los hábitos dietéticos durante la infancia y la adultez. La revisión, que sintetiza investigaciones de la última década, señala que el líquido amniótico y la leche materna actúan como "ventanas gustativas" que preparan al niño para aceptar —o rechazar— ciertos alimentos.
Los autores destacan que la dieta materna durante el embarazo programa las preferencias futuras. "Los sabores del líquido amniótico varían según lo que consume la madre, exponiendo al feto a una gama de gustos", explican. Este fenómeno continúa con la lactancia: la leche materna transmite sabores dinámicos, mientras las fórmulas infantiles ofrecen un perfil gustativo fijo. "Los alimentados con fórmula pueden tener mayor dificultad para aceptar nuevos sabores al inicio", advierte el estudio.
Un hallazgo preocupante es el "fenotipo ahorrador": niños con crecimiento fetal restringido desarrollan preferencia por alimentos hipercalóricos, un rasgo adaptativo que, en entornos con abundancia de ultraprocesados, aumenta el riesgo de obesidad y diabetes. "En el contexto global actual, este fenotipo se convierte en un factor de riesgo a largo plazo", subrayan los investigadores.
Menos estudiado que los sabores, el momento de introducir sólidos es crucial. Retrasar esta exposición más allá de los seis meses podría generar aversión a ciertas texturas y dificultades alimentarias posteriores. "Existe un período sensible en la infancia para aceptar texturas nuevas", señala el trabajo. Por ejemplo, niños que solo consumen purés tardan más en adaptarse a alimentos fibrosos o crocantes.
Los autores enfatizan que mejorar la dieta durante la gestación y la primera infancia es "de importancia crítica para establecer hábitos saludables". Recomiendan políticas centradas en períodos sensibles como el embarazo y la lactancia: "Estimular elecciones nutritivas beneficia a todos, pero especialmente en estas etapas".
La revisión concluye con una paradoja: mientras los sistemas de salud suelen intervenir cuando surgen problemas como la obesidad infantil, la prevención primaria —modular preferencias desde el útero— sigue siendo un campo desatendido. Como resume el estudio: "Las primeras experiencias alimentarias no solo moldean gustos; escriben un guion metabólico que dura décadas".
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Yan Krukau-Pexels
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