
Estudio analiza efectos de los smartphones en menores y riesgos de publicar en redes sociales
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Una investigación de la Universidad del Sur de Florida (USF) revela que el acceso a teléfonos inteligentes en la preadolescencia podría tener beneficios inesperados, aunque también advierte sobre los peligros de la exposición pública en redes sociales. El proyecto, denominado "Life in Media Survey", encuestó a más de 1.500 jóvenes de 11 a 13 años en Florida como base para un estudio nacional que seguirá el impacto del uso de medios digitales durante 25 años.
Entre los hallazgos destacan que los menores con smartphone propio mostraron menor incidencia de síntomas depresivos y ansiedad (54% frente a 25% en quienes no publican). Además, el 70% de los encuestados de 11 años ya poseían su propio dispositivo, obtenido en promedio a los 8 años y medio.
"Partíamos del supuesto de que la propiedad de smartphones es dañina para los niños, pero en la mayoría de los casos observamos lo contrario: se asoció con resultados positivos", explicó Justin D. Martin, investigador principal del estudio y titular de la cátedra Eleanor Poynter Jamison en Ética Mediática de la USF. Los datos indican que estos menores socializaban más presencialmente y reportaban mejor autoestima.
No obstante, la investigación detectó riesgos claros. Quienes publican frecuentemente en plataformas sociales duplicaron las probabilidades de sufrir trastornos del sueño, depresión moderada o severa (54% vs. 25%) y ansiedad (50% vs. 24%). El ciberacoso, incluso leve, mostró correlación con problemas: el 59% de los participantes había sufrido insultos online en los últimos tres meses, grupo que presentó mayor propensión a depresión (32% vs. 11%) y dificultades para controlar el uso tecnológico (64% vs. 45%).
Wendy Rote, coautora del estudio y profesora de psicología en la USF, subrayó: "No es la posesión del teléfono en sí, sino cómo lo usan y su capacidad para regular ese uso lo que determina efectos positivos o negativos".
El equipo multidisciplinar –integrado por expertos en comunicación, salud pública y psicología– recomienda permitir smartphones desde los 11 años, pero desaconsejar la publicación pública en redes durante la preadolescencia. También alertan sobre dejar dispositivos en la habitación: quienes dormían con ellos promediaban 8.6 horas de sueño frente a 9.3 horas de quienes los dejaban fuera.
Estos resultados sentarán las bases para un estudio ampliado que seguirá a 8.000 participantes desde la adolescencia hasta la adultez, analizando impactos a largo plazo. "Problemas y beneficios del uso mediático se acumulan con el tiempo. Necesitamos décadas de datos para entender cómo afecta la socialización online a los 30 años, o el consumo de videos cortos en la capacidad de atención", detalló Stephen Song, co-investigador y profesor de periodismo en la USF.
La investigación, que incluirá hábitos como streaming musical, podcasts y controles parentales, busca ofrecer herramientas para equilibrar el desarrollo digital con el bienestar. Como señaló Chighaf Bakour, epidemióloga del equipo: "Experiencias en la adolescencia moldean la salud futura. Entender el impacto de las pantallas en el sueño o la salud mental permitirá diseñar intervenciones más efectivas".
© SomosTV LLC-NC / Photo: © USF
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