
¿Pasó de moda leer libros a los niños pequeños?
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Un estudio reciente de HarperCollins Publishers y NielsenIQ BookData revela un descenso preocupante en la lectura en voz alta por parte de padres a sus hijos, con consecuencias en el entusiasmo infantil hacia los libros. Solo el 41% de los padres con niños menores de cuatro años lee a diario a sus hijos, una cifra que contrasta con el 64% registrado en 2012. La tendencia se agudiza entre padres de la Generación Z, donde el 28% percibe la lectura como "una asignatura más que aprender", según el informe.
La investigación, que encuestó a familias en Estados Unidos y Reino Unido, detectó desigualdades tempranas: mientras el 44% de las niñas de 0 a 2 años escuchan cuentos diariamente, solo el 29% de los niños varones en ese rango de edad reciben la misma atención. Además, el 22% de los niños menores de dos años rara vez o nunca participan en sesiones de lectura. "Ser leídos hace que los niños asocien los libros con diversión, no solo con tareas escolares", señaló Alison David, directora de Consumer Insight de HarperCollins.
El declive en las aulas y el peso de lo digital
El problema no se limita al hogar. En 2024, solo el 24% de los estudiantes de 5 a 10 años disfrutan de un tiempo diario de lectura en clase, frente al 29% del año anterior. Este descenso coincide con un aumento del uso de plataformas digitales educativas que priorizan ejercicios interactivos sobre la narración oral. Para Laura Sánchez, maestra de primaria en Madrid, "la lectura compartida en el aula fomenta la empatía y la escucha activa, habilidades que se pierden cuando se reemplaza por pantallas".
La Generación Z, criada en la era de los smartphones, muestra patrones distintos: el 65% de estos padres prefiere usar aplicaciones interactivas o audiolibros para entretener a sus hijos, según un estudio complementario de la Universidad de Valencia (2024). Sin embargo, expertos advierten que estos formatos no replican los beneficios cognitivos de la lectura en voz alta, como el desarrollo de vocabulario o la capacidad de inferencia.
Impacto a largo plazo y estrategias de revitalización
Los niños que son leídos diariamente tienen casi el triple de probabilidades de leer por placer en la adolescencia, según el informe. No obstante, el 31% de los menores entre 5 y 13 años ya considera la lectura "algo aburrido vinculado al rendimiento académico". Para contrarrestar esto, iniciativas como el programa "Leemos Juntos" en Barcelona entrenan a padres en técnicas de narración lúdica. "Enseñamos a usar voces diferentes o a relacionar historias con experiencias cotidianas", explica su coordinadora, Marta Rovira.
En países como Finlandia, donde el 88% de las familias mantienen rutinas de lectura, los resultados académicos en comprensión lectora lideran rankings europeos. Allí, bibliotecas móviles visitan parques y guarderías para facilitar el acceso a libros físicos. En contraste, España ocupa el puesto 24 entre 30 países de la OCDE en hábitos de lectura infantil, según datos de 2023.
Mientras la brecha entre géneros y generaciones persiste, proyectos como "Libros sin Género" en Argentina buscan desvincular los cuentos de estereotipos. "Ofrecemos historias donde niños y niñas protagonizan aventuras diversas, sin roles predeterminados", explica su fundadora, Lucía Pérez. El reto, concluyen los expertos, es transformar la lectura de una obligación a un espacio de conexión emocional. Como resume David: "Un niño que hojea un libro con sus padres no solo aprende palabras; aprende que su voz importa".
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Sasha Kim-Pexels
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