Cambios cotidianos que pueden marcar la diferencia en la crianza
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Lucia
Los niños aprenden observando el comportamiento de los adultos que los rodean. Por esta razón, los ejemplos que los padres dan en el día a día influyen directamente en su desarrollo emocional y social. La psicóloga Sonia Martínez, directora de los Centros Crece Bien, enfatiza que la autoconciencia en el hogar puede ser el primer paso para generar cambios significativos en la forma en que los menores gestionan sus emociones y relaciones.
Según Martínez, muchos padres actúan de manera automática sin reflexionar sobre los mensajes que transmiten. “Normalmente vamos con el piloto automático, sin darnos cuenta de los mensajes que transmitimos a nuestros hijos. Por eso es importante tomarnos unos minutos para reflexionar sobre cómo reaccionamos en momentos de estrés o cómo hablamos en casa puede ser revelador”. La especialista sugiere que los cambios deben hacerse de manera gradual, comenzando por un hábito a la
vez: “Si detectas que usas el móvil constantemente, empieza por establecer momentos libres de pantallas y comprométete con esa acción.
Los cambios pequeños, consistentes y conscientes generan un impacto enorme a largo plazo”.
Algunos hábitos de los padres pueden generar consecuencias importantes en los menores. Entre los más frecuentes, se destacan los siguientes:
Resolver los conflictos con gritos o silencio
La manera en que los adultos manejan los desacuerdos sirve como modelo para los niños. Cuando las discusiones se resuelven de forma agresiva o se evita el diálogo, los menores pueden desarrollar inseguridades o aprender que la confrontación es la única solución.
Alternativa: Practicar el diálogo y expresar las emociones con calma, mostrando que es posible resolver los conflictos de manera respetuosa.
No admitir errores
Evitar reconocer los propios fallos puede enseñar a los niños que equivocarse es algo negativo que debe ocultarse. Esto limita su capacidad para ser sinceros y aprender de sus experiencias.
Alternativa: Admitir errores frente a ellos y pedir disculpas, explicando cómo se puede mejorar. Este gesto refuerza el aprendizaje positivo y la honestidad.
Uso constante del móvil o tablet
Cuando las pantallas dominan las interacciones familiares, los niños pueden interpretar que estas son más importantes que las relaciones personales. Esto afecta su atención y su habilidad para estar presentes en el momento.
Alternativa: Establecer momentos específicos sin dispositivos, como en las comidas o durante el tiempo de juego, para fomentar la conexión y el disfrute compartido.
Criticar a otros de forma habitual
Los comentarios negativos constantes o las críticas pueden enseñar a los niños a juzgar sin empatía. Este patrón puede generar inseguridades y dificultar la creación de relaciones respetuosas.
Alternativa: Hablar con respeto y empatía, incluso al abordar desacuerdos, para enseñar a los niños a valorar las diferencias.
Evitar expresar emociones
Ocultar sentimientos como tristeza o preocupación puede llevar a los niños a creer que deben reprimir sus emociones para ser aceptados.
Esto puede afectar su capacidad para manejar sus sentimientos en el futuro.
Alternativa: Mostrar las propias emociones y explicar que todas son válidas, enseñando que expresarlas es parte de una vida saludable.
Los beneficios del cambio
Martínez señala que los efectos positivos de los cambios pueden notarse rápidamente si se implementan de manera consistente. “Por ejemplo, si empezamos a practicar el diálogo en lugar de los gritos, en unas semanas podemos notar que los niños se sienten más seguros para expresar sus emociones o que hay menos tensiones en casa”. Sin embargo, aclara que los cambios más profundos, como el desarrollo de habilidades sociales, confianza y empatía, requieren más tiempo.
La especialista concluye que no se trata de buscar la perfección, sino de ser conscientes del impacto de las acciones cotidianas. “Los niños son espejos, y nuestros actos diarios, por pequeños que sean, les enseñan cómo relacionarse, expresar sus emociones y afrontar los desafíos. No está de más que nos preguntemos en este momento del año qué ejemplo queremos dejar en nuestros hijos. Un pequeño cambio hoy puede tener un gran impacto en su futuro”.
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