Jack Gilbert y su teoría sobre los beneficios de que los niños se ensucien
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Lucia
La interacción de los niños con la naturaleza y el contacto con bacterias diversas podría tener un impacto significativo en su salud física y mental. Así lo afirma el científico Jack Gilbert, director del Centro del Microbioma de la Universidad de Chicago, quien lleva dos décadas estudiando las bacterias y su influencia en el cuerpo humano.
Según Gilbert, "mientras aumenten los tipos de bacterias a las que están expuestos los niños, más sanos serán". Para respaldar esta afirmación, el investigador menciona el caso de la población amish, conocida por convivir estrechamente con animales y que presenta tasas notablemente bajas de asma.
Gilbert y su equipo han encontrado que la exposición a una amplia diversidad de bacterias ayuda a desarrollar el sistema inmune. En estudios con ratones, observaron que los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco que combate infecciones, envejecen y pierden eficacia cuando no entran en contacto con bacterias diversas. Sin embargo, la constante exposición a microbios diversos hace que estos glóbulos blancos se regeneren, lo que fortalece el sistema inmunológico.
En humanos, un estudio que siguió a 2.500 niños encontró resultados similares. Según Gilbert, "los niños que se exponen a diferentes sistemas microbianos también tienen neutrófilos más jóvenes". Sin embargo, el investigador advierte que aún se necesita determinar con precisión a qué tipo de bacterias es seguro exponer a los niños y en qué cantidad. "Lo mejor es apelar al sentido común y lograr un balance", afirma.
La relación con la salud mental
Además de los beneficios físicos, Gilbert ha encontrado indicios de que las bacterias también podrían influir en la aparición de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión. Esto se debe a que las bacterias del estómago producen neurotransmisores, y ciertos estilos de vida, como una dieta rica en azúcar y grasas saturadas, pueden alterar su producción. "Demasiado sulfuro de hidrógeno, producido por estas bacterias, puede interferir en el funcionamiento del sistema nervioso central", explica.
Cambiando la percepción sobre las bacterias
Gilbert destaca que, históricamente, las bacterias han sido vistas como peligrosas, especialmente tras las epidemias del siglo XIX. "Fue elección popular creer que no había bacterias buenas, pero de hecho las hay", señala. Critica las campañas que promueven la eliminación casi total de bacterias en los hogares, pues considera que estas prácticas pueden ser perjudiciales para el desarrollo del sistema inmune.
En su libro Dirt Is Good: The Advantage of Germs for Your Child’s Developing Immune System ("La suciedad es buena: la ventaja de los gérmenes para el sistema inmune en desarrollo de su hijo"), Gilbert aborda preguntas frecuentes de los padres sobre los riesgos y beneficios de interactuar con bacterias.
El autor y otros expertos recomiendan fomentar la conexión de los niños con la naturaleza, no solo para fortalecer su sistema inmune, sino también para alejarlos de la dependencia de la tecnología. "Tener un perro, plantas en casa y permitir que los niños jueguen en el barro son maneras de generar oportunidades para que interactúen con los microbios del mundo", concluye Gilbert.
La propuesta no solo se enfoca en la salud física, sino también en establecer una relación más equilibrada entre las familias y el entorno natural.
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