Se puede mejorar la comunicación de los niños autistas
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Lucia
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición que se caracteriza por dificultades persistentes en la interacción social, la comunicación, así como patrones restringidos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Esta condición puede variar ampliamente en su severidad y en la manera en que afecta a las personas que la padecen. Según la Mayo Clinic (2023), diversos factores pueden incrementar la probabilidad de TEA, incluyendo antecedentes familiares de autismo, el sexo masculino, la prematurez extrema, la presencia de enfermedades genéticas y la edad de los padres al momento de la concepción.
En los últimos años, se ha observado un aumento significativo en el número de casos diagnosticados de TEA. Por ejemplo, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) reportó que mientras en los años
70 se diagnosticaban 4 o 5 casos de TEA cada 10.000 niños, para el año
2023 la cifra se había reducido a 1 niño con autismo cada 36. Este aumento en la incidencia ha generado un gran interés en comprender las causas subyacentes y las mejores prácticas para el diagnóstico y tratamiento del TEA.
Entre los factores que podrían explicar este aumento se encuentran los cambios en los criterios diagnósticos y una mayor conciencia y detección del TEA por parte de los profesionales de la salud y la sociedad en general. En particular, la conceptualización del autismo como un espectro ha permitido reconocer una mayor diversidad de síntomas y manifestaciones, lo que ha llevado a un aumento en los diagnósticos.
El abordaje del TEA requiere un enfoque multidisciplinario que tenga en cuenta las necesidades individuales de cada persona afectada.
En el consultorio pediátrico, una de las principales inquietudes que plantean los padres es cómo pueden trabajar la comunicación con sus hijos. El abordaje dependerá de las características de cada paciente y del nivel de desarrollo de la comunicación de cada uno:
Niños sin lenguaje y sin intención comunicativa. En este caso, los objetivos se centrarán en ayudarlo creando situaciones que lo lleven irremediablemente a tener que comunicarse para conseguir lo que quiere, siendo fundamental conocer los intereses del niño y utilizarlos como medio para generar esa comunicación.
Pequeños con intención, pero con pocas palabras. En este caso, es fundamental ayudarlos a mejorar la comprensión y la adquisición del léxico mediante el uso de recursos complementarios o aumentativos como los pictogramas o la comunicación gestual, acompañando estas herramientas con palabras para favorecer el acceso al lenguaje.
Los que hablan fluidamente, pero son inadecuados en sus intercambios. En este caso, el modo de corregir la inadecuación social se logra explicando los modelos adecuados y apoyando gráficamente las explicaciones.
El TEA es tratable en cada uno de los ejes de la dificultad, pero para hacerlo es importante recordar que lo primordial es:
Efectuar el diagnóstico de manera temprana con equipos especializados.
Iniciar las terapias prontamente, incluyendo siempre recursos que faciliten la organización de la conducta y la disminución de conductas inapropiadas.
Usar facilitadores gráficos y gestuales para favorecer el desarrollo de la comunicación y para mejorar la comprensión.
Aplicar estrategias para favorecer la regulación sensorial que ocasionan múltiples desafíos conductuales.
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