Actividad física para niños y adolescentes con discapacidades
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Lucia
La actividad física tiene innumerables beneficios para todos, incluidos los niños con discapacidades. Los expertos citados por la Academia Americana de Pediatría recomiendan que todos los niños y adolescentes de entre 6 y 17 años realicen al menos 60 minutos de actividad física de moderada a vigorosa todos los días. También deben apuntar a realizar actividades que fortalezcan sus huesos y músculos al menos 3 días a la semana. Esa frecuencia, intensidad y cantidad de ejercicio se pueden ajustar a las necesidades específicas de su hijo.
Lamentablemente, los niños y adolescentes con discapacidades suelen enfrentar más obstáculos cuando se trata de participar en deportes y actividades físicas. Eso significa que no participan con tanta frecuencia. En general, tampoco están en buena forma física y tienden a tener tasas más altas de obesidad.
Beneficios de la actividad física
Como pediatras, incentivamos a los niños y adolescentes con discapacidades a participar en deportes, recreación y actividades físicas siempre que sea posible. Hacer que su hijo participe puede mejorar casi todos los aspectos de su vida.
Algunos de los muchos beneficios pueden incluir:
Mejor capacidad pulmonar y mayor fuerza muscular
Mejora de la salud física y cognitiva
Menor peso corporal
Menor aislamiento y mayor sentimiento de inclusión
Mejores habilidades y relaciones sociales
Mejora de la salud mental y el rendimiento académico
Mejora del bienestar y la autoestima
Mejora del sueño y del comportamiento
La AAP compartió en su web esta experiencia de un padre, Karl Bayerlein *:
Cuando mi hijo Kyle estaba en preescolar, tenía uno de esos vehículos de plástico en los que los niños se sentaban y usaban los pies para empujar y "conducir". Pensé que tal vez no le gustaba el juguete, pero luego me di cuenta de que no sabía cómo subirse. Así que, aquí estaba yo, un adulto tratando de entrar en este pequeño auto para mostrárselo.
Fue entonces cuando quedó claro que Kyle tenía problemas con la conciencia espacial, la capacidad de sentir dónde está su cuerpo en relación con los objetos que lo rodean. Kyle está en el espectro del autismo, como su hermano mayor, y la conciencia espacial fue uno de sus desafíos.
Yo veo mucho deporte, y así fue como Kyle se interesó. Mi esposa y yo nos enteramos de un programa de equitación para niños del espectro y Kyle se involucró. No solo mejoró su fuerza física y coordinación, sino que también ayudó a sus habilidades sociales y lingüísticas. Su amor por los deportes y la recreación simplemente creció a partir de ahí.
Cuando estaba en la escuela primaria, Kyle hizo atletismo en las Olimpiadas Especiales. En la escuela secundaria, comenzó a participar en ellas nuevamente y ahora juega sóftbol, golf y básquetbol adaptable.
Fuera de las Olimpiadas Especiales, participa en esquí, clases de fitness y campamentos.
A los 23 años, como muchos en el espectro del autismo, Kyle no tiene amigos cercanos. Pero tiene los compañeros e instructores que conoce en estos programas. Son una gran parte de su vida social. Nunca fue más evidente que durante la pandemia de COVID lo mucho que se ha enriquecido la vida de Kyle a través de la participación en estas actividades recreativas. Cuando todos esos programas se interrumpieron, se sintió extremadamente aislado y aburrido.
Muchas personas con discapacidad pasan mucho tiempo frente a las pantallas. Kyle también lo hace, lamentablemente. Pero sale y hace estas actividades que disfruta todo el año. Ha aprendido a tratar con otras personas y ha aprendido a tener paciencia jugando en equipo. Su amor por los deportes le ayuda a relacionarse con las personas y a participar en interacciones sociales con otros, incluso con extraños.
Muchas de estas actividades no se anuncian. Nos enteramos de la mayoría de ellas por los entrenadores y otros padres. Los programas locales de recreación adaptable son excelentes, pero creo que, como padre o tutor, realmente debe prestar atención a los otros programas disponibles.
Le recomiendo a la gente que se asegure de que su hijo participe en un programa de educación física (PE, por sus siglas en inglés) en la escuela. Hable con el maestro de PE sobre lo que le gusta hacer a su hijo. Lleve a su hijo a los juegos. Dele una oportunidad a las nuevas actividades. No tiene por qué ser un deporte. Su hijo puede disfrutar de otra actividad física como por ejemplo baile, teatro o patinaje sobre hielo.
A veces existe una barrera en cuanto al costo, pero descubrirá que algunos programas son notablemente accesibles, especialmente a nivel del condado o de la ciudad. A veces, las organizaciones privadas también disponen de financiación, ya sea mediante subvenciones, becas o el ofrecimiento de su tiempo como padre.
Hacer que su hijo participe en actividad física requiere un esfuerzo de su parte como padre. Tiene que inscribirles, llevarles, conseguirles equipo nuevo y hablarles en los momentos difíciles. Pero la actividad física es tan importante para su salud y bienestar que creo que todo el esfuerzo vale la pena. Participar en programas deportivos y recreativos adaptables han beneficiado la vida de Kyle más de lo que podría haber imaginado.
(*): Karl Bayerlein disfruta del golf, el senderismo y el esquí. Ha practicado y participado en deportes toda su vida y ha alentado a sus dos hijos a tener un estilo de vida activo.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © PXFuel
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