
Rasgos de personalidad adulta se forjan en la infancia
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Un estudio de la Universidad de California en Riverside sugiere que los rasgos de personalidad detectados en la infancia persisten hasta la adultez, moldeando comportamientos incluso cuatro décadas después. La investigación, que analizó datos de 2.400 niños hawaianos en los años sesenta y entrevistas realizadas a 144 de ellos cuarenta años después, revela que atributos como la locuacidad o la adaptabilidad observados en primaria predicen patrones de conducta en la madurez.
Christopher Nave, autor principal del trabajo publicado en Social Psychological and Personality Science, explica: "Seguimos siendo reconociblemente la misma persona. Esto subraya la importancia de entender la personalidad, pues nos acompaña a través del tiempo y contextos".
Del aula a la vida adulta: cuatro rasgos bajo la lupa
Los investigadores compararon evaluaciones docentes de los niños —realizadas entre primer y sexto grado— con entrevistas videograbadas de los participantes décadas después. Se enfocaron en cuatro atributos:
-Locuacidad: Niños conversadores tendieron a ser adultos interesados en temas intelectuales, con fluidez verbal y tendencia a controlar situaciones. Quienes fueron tímidos mostraron inseguridad interpersonal y dificultad para enfrentar obstáculos.
-Adaptabilidad: Los más flexibles ante cambios desarrollaron una actitud optimista y curiosidad intelectual. Quienes resistieron lo nuevo adoptaron críticas hacia sí mismos y dependencia de consejos ajenos.
-Impulsividad: Los niños espontáneos se convirtieron en adultos expresivos y con intereses diversos. Los más cautelosos mostraron timidez y distanciamiento emocional.
-Autominimización: Quienes se subestimaron en la infancia expresaron culpa e inseguridad de adultos. Los menos modestos tendieron a actitudes condescendientes.
¿Puede cambiar la personalidad?
Aunque investigaciones previas indican que la personalidad puede modificarse, Nave aclara que no es sencillo: "Es parte de nuestra biología. Los eventos vitales influyen, pero la personalidad sigue siendo clave para predecir conductas". El estudio no descarta cambios, pero enfatiza la persistencia de un núcleo identitario.
Implicaciones y futuras direcciones
El trabajo, que incluyó una muestra étnicamente diversa, aporta evidencia sobre cómo los entornos educativos podrían identificar tempranamente tendencias conductuales. Sin embargo, quedan preguntas: ¿Cómo interactúan genética y ambiente en esta estabilidad? ¿Podrían intervenciones en la niñez modular rasgos perjudiciales?
Nave adelanta que futuras investigaciones explorarán "cómo la personalidad se relaciona con comportamientos específicos y hasta qué punto podemos modificarla". Mientras, el estudio refuerza una idea: la infancia no solo prepara el camino, sino que deja huellas imborrables en quiénes llegamos a ser.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © RDNE Stock project-Pexels
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