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Prevenir las alergias infantiles: Cuándo y cómo actuar

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Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el 30% de los niños en Estados Unidos tiene algún tipo de alergia diagnosticada. Estas alergias pueden manifestarse de diversas formas, desde síntomas leves como urticaria y estornudos hasta reacciones graves como la anafilaxia, que puede ser potencialmente mortal, cuenta NatGeo.

En los últimos años, varios estudios han demostrado que la exposición temprana a alérgenos alimentarios durante el primer año de vida puede reducir el riesgo de desarrollar alergias. Sin embargo, aún existen preguntas sin respuesta sobre cuánto y cuándo es adecuado introducir estos alérgenos, así como sobre cómo abordar otras alergias, como las estacionales, las relacionadas con mascotas o las reacciones cutáneas.

Cambio en las recomendaciones sobre alérgenos alimentarios

Hace una década, los médicos recomendaban retrasar la introducción de alérgenos alimentarios comunes durante los primeros años de vida. Sin embargo, en 2015, el estudio Learning about Peanut Allergy (LEAP) proporcionó evidencia sólida de que introducir cacahuetes en la dieta de los niños alrededor de los 4 meses de edad puede disminuir el riesgo de alergias a este alimento. Desde entonces, investigaciones similares sobre la introducción temprana de huevos, leche de vaca y otros alérgenos comunes han arrojado resultados comparables.

Priya Katari, alergóloga e inmunóloga pediátrica del Weill Cornell Medical College, recomienda introducir todos los alérgenos comunes (huevo, leche, soja, trigo, cacahuete, frutos secos, pescado, marisco y sésamo) entre los cuatro y seis meses de edad, siempre que el niño pueda mantener la cabeza erguida y masticar y tragar alimentos sin dificultad.

Esta recomendación aplica incluso para niños con antecedentes familiares de alergias, aunque hay excepciones, como aquellos con eccema grave o alergia conocida al huevo, quienes deben someterse a pruebas antes de la exposición.

Katari señala que el riesgo de una reacción adversa grave, como un shock anafiláctico, es raro en niños menores de un año. Los padres pueden comenzar con pequeñas cantidades de alérgenos, como un cuarto de cucharadita de mantequilla de cacahuete diluida, y observar al niño durante diez minutos antes de ofrecer una porción completa. "Un objetivo razonable serían dos cucharaditas de mantequilla de cacahuete, o 2 gramos de proteínas según la etiqueta nutricional", explica.

Martha Hartz, alergóloga pediátrica de la Clínica Mayo, coincide en que los padres deben ofrecer a sus hijos los mismos alimentos que consumen en casa, siempre que sean adecuados para su edad. "Siempre que introduzcas alimentos sólidos en tu dieta familiar, se los des también a tu hijo", afirma.

Mantener la exposición a alérgenos

Una vez introducido un alérgeno, es importante mantenerlo en la dieta del niño. Aunque actualmente solo existen recomendaciones específicas para el cacahuete (dos cucharaditas tres veces por semana), los expertos coinciden en que la exposición regular es clave. No es necesario obsesionarse con las cantidades exactas, siempre que los niños consuman una dieta variada que incluya frutas, verduras y proteínas.

Sin embargo, no todos los padres y profesionales están al tanto de estas recomendaciones actualizadas. "Por eso sigue siendo importante seguir concienciando", señala Katari.

Alergias no alimentarias: un panorama más complejo

El desarrollo de alergias no alimentarias, como las estacionales o las relacionadas con mascotas, depende de factores como la genética, el sistema inmunitario y el entorno. "Es muy difícil averiguar qué causa una alergia", afirma Asriani Chiu, alergóloga pediátrica del Children's Wisconsin y del Medical College of Wisconsin.

Rita Kachru, alergóloga e inmunóloga pediátrica de la UCLA, explica que el mayor factor de riesgo para desarrollar alergias es la genética y los antecedentes familiares. Además, las alergias suelen ser el resultado de una exposición constante a lo largo del tiempo. Por ejemplo, las alergias al polen no suelen manifestarse hasta después de los 4 o 5 años, tras varias temporadas de exposición.

Algunos estudios sugieren que la exposición temprana a alérgenos no alimentarios, como el pelo de las mascotas, puede reducir el riesgo de desarrollar alergias. Sin embargo, esta exposición también tiene sus limitaciones. Por ejemplo, los niños que crecen en hogares con plagas como cucarachas o ratones tienen más probabilidades de desarrollar asma.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Bing IG

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