
Los genes no heredados de los padres también influyen en el desarrollo infantil, según estudio
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Un informe liderado por investigadores del University College London (UCL) revela que los genes de los padres —incluso aquellos no transmitidos directamente a sus hijos— pueden afectar los resultados educativos y la salud mental de los menores. Este fenómeno, llamado "crianza genética" (genetic nurture), muestra que las tendencias genéticas parentales, como la valoración de la educación o habilidades no cognitivas (perseverancia, autorregulación), moldean el entorno familiar y benefician el desarrollo infantil.
El estudio analizó 12 investigaciones previas con 38.654 familias de cinco países, junto con datos genéticos de 4.580 familias británicas. Mediante puntuaciones poligénicas —una herramienta que resume el efecto acumulativo de miles de variantes genéticas—, se observó que padres con mayor predisposición genética a la educación tendían a crear ambientes más estimulantes (lectura, acceso a recursos), impactando positivamente en sus hijos, independientemente de la herencia genética directa.
Los efectos fueron más fuertes en la primera infancia. Por ejemplo, habilidades no cognitivas de los padres, como motivación o control emocional, mostraron mayor influencia alrededor de los tres años. "Padres con estas habilidades pueden brindar mejor apoyo temprano", señaló el coautor José J. Morosoli (UCL).
Al considerar factores como ingresos y educación parental, el impacto de los genes no heredados disminuyó un 75%. Esto sugiere que recursos familiares —acceso a libros, escuelas, redes sociales— explican gran parte de la influencia indirecta. "Las oportunidades moldean los resultados tanto como la genética", afirmó Morosoli.
El estudio también identificó una relación tentativa entre genes no heredados y problemas de salud mental infantil (hiperactividad, síntomas emocionales), aunque los efectos fueron menores.
Jean-Baptiste Pingault, investigador principal, destacó la importancia de "intervenciones tempranas que apoyen a padres e hijos", alineadas con políticas públicas de salud mental en el Reino Unido. Sin embargo, el informe aclara que los efectos genéticos son pequeños y no deterministas: "No sirven para predicciones individuales o políticas educativas", advirtió Morosoli.
Los hallazgos, publicados en Understanding the intergenerational transmission of educational (under)achievement, financiado por la Nuffield Foundation, subrayan la necesidad de estudiar cómo las disparidades en recursos afectan el rendimiento educativo. "Genética y ambiente están entrelazados. Ignorar esto lleva a conclusiones erróneas", concluyó Morosoli.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Neuroscience News
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