
Las distracciones infantiles serían buenas para su aprendizaje
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En un parque del vecindario, un niño de siete años parecía estar "distraído" durante una lección de ciencias al aire libre. Mientras su maestra explicaba los ciclos de vida de las plantas, él observaba las hormigas, la luz del sol filtrándose a través de las hojas y el movimiento de las ramas con el viento. Más tarde, este mismo niño sorprendió a todos al explicar la fotosíntesis conectando todas esas observaciones. Lo que parecía falta de atención era, en realidad, una forma más holística de involucrarse con el mundo que lo rodeaba, escribió Rebecca Rolland, Doctora en Educación, en Psychology Today.
Un estudio reciente, publicado en Psychological Science en 2024, arroja luz sobre cómo funciona este proceso. La investigación, dirigida por Marlie Tandoc de la Universidad de Pensilvania, sugiere que los niños aprenden y prestan atención de manera diferente a los adultos. No se trata de que lo hagan mejor o peor, sino de que su enfoque es distinto.
En el estudio, se pidió a niños de 7 a 9 años y a adultos que prestaran atención a dibujos de objetos comunes o que simplemente notaran cuándo se repetían las formas. Cuando se les pidió que se concentraran en los dibujos, los adultos mostraron un mejor aprendizaje. Sin embargo, cuando se les pidió que ignoraran los dibujos y solo notaran las repeticiones, los niños aprendieron tan bien como cuando se les pidió que prestaran atención. De hecho, en la primera mitad de la prueba, los niños mostraron un mejor aprendizaje en esta condición de "no atención".
Los investigadores plantearon la pregunta: "¿Por qué los niños pueden lograr ciertas hazañas de aprendizaje que muchos adultos no pueden?" La respuesta parece estar en su capacidad para atender a múltiples estímulos simultáneamente. En lugar de enfocarse selectivamente en una tarea, los niños tienden a explorar su entorno de manera más amplia, lo que les permite absorber información de diversas fuentes.
Además, el estudio sugiere que "las instrucciones desempeñan un papel aún menor en el aprendizaje de los niños de lo que se pensaba anteriormente". Decirles a los niños a qué prestar atención no cambió significativamente cuánto aprendieron. Esto indica que su aprendizaje puede ser más orgánico y menos dependiente de la guía directa.
Estos hallazgos no significan que los niños deban estar completamente "desenfocados" o corriendo por la habitación en lugar de sentarse.
Tampoco implican que la atención selectiva no sea importante en ciertos contextos, como aprender procedimientos de seguridad o seguir instrucciones específicas. Sin embargo, sí sugieren que los niños pueden estar aprendiendo de maneras que no siempre coinciden con nuestras expectativas adultas.
Como patólogo del habla y autor de The Art of Talking with Children, este estudio me lleva a reflexionar sobre cómo interactuamos con los niños en entornos de aprendizaje. En lugar de insistir en que "presten atención", podríamos explorar formas de aprovechar su atención más amplia y errante. Por ejemplo, en lugar de redirigir constantemente a un niño inquieto durante una lectura, podríamos tomar un descanso y permitirle explorar la habitación. Luego, podríamos hacer preguntas
como: "¿Qué más notas?" o "¿cómo se relaciona eso con lo que estamos aprendiendo?".
Este enfoque no solo puede enriquecer el aprendizaje, sino también transformar la dinámica entre adultos y niños. En lugar de una batalla por captar su atención, se convierte en una colaboración que aprovecha su curiosidad natural.
¿Qué cambios podrías implementar esta semana para apoyar los patrones naturales de aprendizaje de los niños en tu vida? ¿Podrías crear entornos con estímulos variados que complementen el tema central?
¿Podrías experimentar con preguntas que fomenten la exploración en lugar de limitarla? Los resultados podrían sorprenderte y convertir el aprendizaje en un viaje de descubrimiento compartido.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Pexels
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