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La intolerancia ante los “diferentes” en la infancia
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La etapa preescolar es fundamental para el desarrollo emocional y social de los niños. Durante estos años, los pequeños empiezan a construir su visión del mundo y a internalizar valores y comportamientos que les acompañarán en su vida adulta. Si en este período se detectan actitudes racistas o sexistas, es esencial que los padres actúen de inmediato, no desde el castigo, sino desde la enseñanza y la reflexión. Estas actitudes, aunque puedan parecer inocentes, pueden ser el reflejo de prejuicios que han absorbido del entorno social, los medios de comunicación o incluso conversaciones en casa.
Identificar el origen del comportamiento
Lo primero que deben hacer los padres es intentar entender de dónde proviene la actitud o comentario problemático. En la mayoría de los casos, los niños no tienen una intención consciente de dañar o discriminar, sino que están reproduciendo algo que han escuchado o visto. Preguntas como:
-“¿Por qué piensas eso?”
-“¿Dónde lo escuchaste?”
pueden ayudar a los padres a identificar el origen del prejuicio.
Es importante evitar juzgar al niño de inmediato, ya que podría cerrarse al diálogo. En su lugar, se debe promover una conversación abierta que permita explorar lo que siente y piensa, para luego corregir y reorientar su perspectiva.
Explicar el valor de la diversidad de forma sencilla
En esta etapa, los niños comprenden mejor las explicaciones que se les presentan de manera concreta y vinculadas a ejemplos de su entorno cercano. Los padres pueden emplear frases como:
-“Las personas somos diferentes, y eso es lo que hace que el mundo sea interesante.”
-“¿Te imaginas si todos fueran iguales? Sería aburrido.”
Para reforzar este mensaje, los libros ilustrados, cuentos y programas infantiles que abordan temas como la igualdad, el respeto y la diversidad cultural o de género son excelentes herramientas. Títulos como Elmer (David McKee) o Yo soy única (Jessica Walton) pueden ayudar a los niños a comprender que las diferencias son valiosas y enriquecedoras.
Predicar con el ejemplo
Los niños aprenden, sobre todo, observando a los adultos que les rodean.
Por ello, es crucial que los padres reflexionen sobre sus propios comportamientos, comentarios y actitudes hacia las diferencias culturales, raciales o de género. Si un niño escucha a un adulto hacer bromas despectivas, replicará ese comportamiento en otros contextos.
Además, se recomienda fomentar un entorno diverso en casa:
-Leer libros y consumir contenido que represente distintas culturas y géneros.
-Celebrar fechas importantes que promuevan la diversidad, como el Día Internacional de la Mujer o el Día Internacional contra el Racismo.
-Relacionarse con personas de diferentes orígenes culturales para que los niños crezcan en un entorno inclusivo.
Enfrentar situaciones en la escuela o la comunidad
Si el comportamiento se detecta en un contexto escolar, es importante involucrar a los educadores de manera respetuosa. Los padres pueden acercarse al maestro o al personal del colegio para hablar sobre lo sucedido y buscar estrategias conjuntas. Es fundamental evitar señalar a otros niños o familias de manera acusatoria, ya que el objetivo es construir un ambiente positivo, no generar conflictos.
Por otro lado, si el comportamiento discriminatorio proviene de otros niños hacia su hijo, los padres pueden:
-Ayudar al niño a verbalizar lo que siente: “¿Qué te hizo sentir ese comentario?”
-Reforzarle la idea de que no está mal ser diferente y que nadie merece ser tratado de manera injusta.
-Hablar con el colegio para que adopte políticas claras contra cualquier forma de discriminación.
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