
La depresión paterna en la primera infancia afecta el comportamiento social de los hijos, según estudio
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Los niños expuestos a síntomas depresivos en sus padres durante los primeros años de vida presentan mayores dificultades de comportamiento y habilidades sociales al llegar a la escuela primaria, según un estudio publicado en el "American Journal of Preventive Medicine". La investigación, liderada por Kristine Schmitz de la Universidad Rutgers, analizó datos de 20 ciudades estadounidenses recolectados entre 1998 y 2000, siguiendo a familias desde el nacimiento de sus hijos hasta los nueve años, contó La Vanguardia.
Cuando los niños cumplieron cinco años, se evaluó la salud mental de los padres mediante cuestionarios que identificaron síntomas depresivos.
Cuatro años después, los profesores de esos niños reportaron un aumento del 36% en conductas de oposición, 37% en hiperactividad y 25% en indicadores asociados al TDAH, comparados con menores cuyos padres no presentaban depresión. Además, se observó un 11% menos de habilidades sociales positivas, como cooperación, y un 25% más de comportamientos problemáticos.
“La depresión paterna, independientemente de la materna, deja una huella en los hijos. Debemos abordar la salud mental de ambos progenitores”, señaló Schmitz. El estudio, que ajustó variables como nivel socioeconómico y depresión materna, reveló que entre el 8% y 13% de padres en EE.UU. experimentan depresión durante la primera infancia de sus hijos, cifra que se eleva al 50% si la madre sufre depresión posparto.
La investigadora destacó la escasez de estudios previos sobre el impacto de la salud mental paterna, pese a que la entrada al preescolar es un periodo crítico: “Las adversidades en esta etapa pueden generar patrones de comportamiento que persisten en secundaria”. Los datos provienen del "Estudio sobre el Futuro de las Familias y el Bienestar Infantil", que realiza seguimientos longitudinales a una cohorte de nacimientos.
Schmitz enfatizó la necesidad de intervenciones tempranas en pediatría: “Identificar y tratar la depresión en padres no solo mejora su bienestar, sino el de los hijos. Los niños aprenden que buscar ayuda es válido, una lección que llevarán toda la vida”. El trabajo no encontró relación entre la depresión paterna y problemas cognitivos o falta de atención específica, pero sí con respuestas emocionales como ira o baja autoestima.
El estudio subraya un vacío en las políticas de salud: mientras se suele priorizar la depresión materna, la paterna sigue siendo un tabú. “Los pediatras deben iniciar conversaciones con los padres sobre su salud mental y desarrollar herramientas para apoyarles”, concluyó Schmitz.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © GetArchive
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