
Estudían cerebro de niños pequeños para explicar diferencias ante el inicio de educación preescolar
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Un proyecto de la Universidad de Bristol investigará por qué algunos niños enfrentan desafíos al iniciar la escuela mientras otros se adaptan con facilidad. El estudio BLOCCS ("Bristol Longitudinal study Of Childhood Cognition from infancy to School"), financiado con 4.5 millones de libras por Wellcome, analizará durante cinco años cómo se relacionan el desarrollo cerebral y la adquisición de habilidades cognitivas en 300 menores. Los participantes serán hijos de la cohorte original del estudio "Children of the 90s", que siguió a más de 14,000 mujeres embarazadas en Bristol entre 1991 y 1992, y ahora incluye a sus descendientes.
La investigación, dirigida por la Dra. Karla Holmboe, utilizará resonancias magnéticas (MRI) a los 6 meses, 3 y 5 años, combinadas con evaluaciones de lenguaje, concentración y capacidad de adaptación en siete etapas. "Es la primera vez que observamos el cerebro infantil y sus habilidades cognitivas en un entorno de laboratorio de forma simultánea", explicó Holmboe, quien dirige el Bristol University Baby Lab. El objetivo es identificar factores que predigan dificultades académicas o sociales al ingresar a la escuela primaria.
El equipo incluye a la Universidad de Cardiff, responsable del análisis de neuroimágenes, y al Instituto Donders de Países Bajos, que aportará modelos sobre interacciones entre cerebro y comportamiento. "Los datos de MRI nos permitirán explorar cómo la estructura cerebral y las funciones cognitivas coevolucionan", señaló Mara Cercignani, experta en neuroimagen de Cardiff.
Los niños seleccionados son hijos de participantes del "Children of the 90s", ahora en sus treintas, lo que brinda información multigeneracional única. "Conocemos el historial médico, educativo y socioeconómico de estos padres desde su nacimiento", destacó Holmboe. Esto ayudará a discernir entre influencias genéticas y ambientales en el desarrollo infantil.
Habilidades clave y proyecciones
El estudio se centra en cuatro áreas:
-Lenguaje: Comprensión y producción de palabras.
-Control inhibitorio: Capacidad de ignorar distracciones.
-Memoria de trabajo: Retención y manipulación de información a corto plazo.
-Flexibilidad cognitiva: Adaptación a reglas o entornos cambiantes.
Rogier Kievit, neurocientífico del Instituto Donders, subrayó que el diseño longitudinal permitirá "entender no solo las diferencias entre niños, sino cómo evolucionan individualmente". Los primeros resultados preliminares se esperan para 2026, con datos accesibles a la comunidad científica para futuras investigaciones.
Según la OCDE, el 20% de los estudiantes presenta dificultades persistentes en lectura y matemáticas al finalizar primaria. Holmboe argumenta que intervenciones tempranas podrían mitigar este problema: "Si identificamos marcadores cerebrales o conductuales de riesgo a los 3 años, podríamos diseñar apoyos personalizados antes del ingreso escolar".
El proyecto también explorará cómo experiencias cotidianas —como la interacción con cuidadores o el acceso a libros— moldean el cerebro. "Un niño que juega con rompecabezas puede desarrollar redes neuronales distintas a uno que pasa horas frente a pantallas", ejemplificó Cercignani.
Realizar MRI en lactantes requiere técnicas especializadas. "Los escaneos se hacen durante el sueño natural, sin sedación, y duran máximo 30 minutos", detalló Holmboe. Las familias recibirán videos educativos sobre los hallazgos en el cerebro de sus hijos, asegurando transparencia.
Aunque el estudio no modificará condiciones como el TDAH, sus datos podrían influir en políticas educativas. "Sabemos que los primeros cinco años son críticos, pero falta evidencia concreta para guiar inversiones públicas", concluyó Kievit. Los resultados se compartirán con gobiernos locales y organizaciones como UNICEF.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Jeffrey L. Meyer
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