Noticias

Cómo ayuda el ejercicio físico al desarrollo del lenguaje infantil

publisher

mcora

Un estudio de la Universidad de Delaware reveló que niños de Primaria que nadaron durante tres minutos después de una tarea de vocabulario retuvieron más palabras que quienes permanecieron en reposo o realizaron ejercicios anaeróbicos. Este hallazgo, aunque centrado en menores sin trastornos del lenguaje, sugiere que la actividad física podría ser clave también para quienes padecen dificultades en esta área, según explica Llorenç Andreu Barrachina, catedrático de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

Los trastornos del desarrollo del lenguaje (TDL), que afectan al 7 % de los niños en edad escolar, abarcan desde problemas de pronunciación hasta el Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), que compromete la lectoescritura y la comprensión. Barrachina señala que el ejercicio físico induce cambios neurobiológicos: "Promueve nuevos vasos sanguíneos, mayor flujo cerebral, formación de sinapsis y neuronas, y modificaciones en el sistema nervioso central". Estos procesos, según el experto, optimizan funciones ejecutivas como la memoria de trabajo o la atención, cruciales para el desarrollo lingüístico.

Un ejemplo concreto es el programa "Active Early Learning", desarrollado en Australia para niños de 3 a 5 años. En una de sus actividades, que combinaba narración de cuentos con movimientos imitativos de animales, una niña con retraso en el lenguaje comenzó a repetir palabras clave del relato por primera vez. "Este avance no solo amplió su vocabulario, sino que mejoró su confianza e integración social", destaca Barrachina.

Sobre el tipo de ejercicio recomendado, el catedrático distingue entre aeróbico y anaeróbico. El primero —nadar, caminar o montar en bicicleta— se asocia con mejoras en atención, resolución de problemas y memoria. El segundo —levantamiento de pesas o sprints— muestra resultados menos consistentes en estudios cognitivos. "La combinación de ejercicio puntual y entrenamiento regular potencia los beneficios", afirma. En aulas, integrar breves sesiones aeróbicas con tareas cognitivas durante semanas ha demostrado efectos positivos.

Barrachina subraya, no obstante, la escasez de investigaciones específicas sobre TDL: "Aunque los mecanismos neurobiológicos y psicosociales —como la regulación de neurotransmisores o la mejora del sueño— son extrapolables, necesitamos más datos". Mientras, programas como el australiano ofrecen un modelo: vincular movimiento con aprendizaje en entornos estructurados.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Caleb Oquendo-Pexels

Comentarios

Leave a Reply

NOTICIAS DESTACADAS