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Modelos positivos para niños y niñas: Cómo cultivarlos

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En un mundo donde los referentes públicos suelen medirse por likes o seguidores, la pregunta sobre qué modelos ofrecer a los niños y niñas adquiere urgencia. Los modelos positivos no son solo figuras ejemplares, sino personas reales o ficticias que inspiran a través de sus acciones, valores y capacidad para superar adversidades. Su influencia moldea la autoestima, la empatía y las aspiraciones de los más jóvenes, pero ¿cómo identificarlos y promover su relevancia en la vida cotidiana?

¿Por qué importan los modelos positivos?

Los niños imitan lo que ven. Estudios en psicología del desarrollo, como los de Albert Bandura, destacan que la observación de comportamientos ajenos es clave para aprender normas sociales y habilidades. Un modelo positivo actúa como un espejo que refleja posibilidades: muestra cómo resolver conflictos con calma, perseverar ante el fracaso o tratar a otros con respeto.

Sin embargo, no se trata de presentar figuras perfectas. "Los modelos más efectivos son aquellos que muestran vulnerabilidad y esfuerzo, no solo éxitos", explica la educadora María González. "Un niño necesita ver que equivocarse es parte del proceso". Investigaciones de la Universidad de Harvard respaldan esta idea: el 78% de los niños que tienen referentes que hablan abiertamente de sus errores desarrollan mayor resiliencia frente a desafíos académicos y sociales.

Tipos de modelos y dónde encontrarlos

En el entorno cercano:

-Familiares y educadores: Un padre que gestiona el estrés con humor, una abuela que cuenta historias de resiliencia durante la cena o un maestro que fomenta la curiosidad con proyectos prácticos son ejemplos cotidianos. Su impacto radica en la accesibilidad y la constancia. Por ejemplo, un estudio del Journal of Child Psychology reveló que los niños cuyos padres leen regularmente con ellos tienen un 40% más de probabilidades de ver la lectura como un placer.

-Amistades y compañeros: Los pares que practican la solidaridad, como un compañero que defiende a otro ante el acoso, enseñan lecciones prácticas sobre ética y coraje. En aulas donde se promueve el trabajo en equipo, los niños suelen adoptar roles de apoyo de manera natural.

En la comunidad:

-Líderes locales: El tendero que organiza donaciones para familias en crisis, la vecina que crea talleres de reciclaje o el joven que diseña una app para ayudar a personas con discapacidad visual demuestran que el cambio empieza en lo pequeño. Programas como "Héroes Cotidianos", impulsados por escuelas en Latinoamérica, invitan a estos actores a compartir sus experiencias en clases, humanizando el concepto de liderazgo.

En la cultura y la historia:

-Figuras históricas y contemporáneas: Desde Rigoberta Menchú (Premio Nobel de la Paz) hasta Greta Thunberg (activista climática), estas personalidades ilustran cómo la convicción puede transformar realidades. Libros como "Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes" o "Pequeño&Grande: Stephen Hawking" acercan estas historias de forma accesible. Incluir figuras menos conocidas pero igualmente inspiradoras, como la matemática Katherine Johnson (protagonista de "Figuras Ocultas"), amplía el espectro de posibilidades.

-Personajes ficticios: Matilda de Roald Dahl (inteligencia y justicia), Miguel de Coco (pasión y familia) o Moana (valentía y autodescubrimiento) ofrecen narrativas que los niños internalizan como guías. Series como "Bluey", donde el juego imaginativo y la resolución de conflictos familiares son centrales, también modelan dinámicas saludables.

Cómo ayudar a los niños a identificar buenos referentes

-Fomentar el pensamiento crítico: Preguntas como "¿Qué admiras de esa persona?" o "¿Cómo crees que enfrentó sus desafíos?" enseñan a analizar más allá de la fama o la apariencia. Actividades como comparar las acciones de un influencer con las de un activista local pueden generar debates enriquecedores.

-Diversificar las fuentes: Exponerlos a biografías, documentales y charlas que muestren modelos diversos en género, etnia y profesiones. Por ejemplo, el documental "The Mars Generation" destaca a jóvenes científicos, mientras que "Walking with the Wind" relata la lucha por los derechos civiles desde la mirada de John Lewis.

-Normalizar las conversaciones sobre fracaso: Compartir historias como las de Michael Jordan, excluido de su equipo escolar antes de ser leyenda de la NBA, o J.K. Rowling, rechazada por 12 editoriales antes de publicar Harry Potter, normaliza la perseverancia.

Los adultos pueden sugerir referentes, pero es crucial respetar las elecciones de los niños. "Mi hijo admira a un youtuber que hace experimentos científicos. En lugar de desestimar sus gustos, analizamos juntos qué valores transmite ese creador", comenta Lucía, madre de un niño de 10 años.

También es vital modelar conductas. Si un padre critica constantemente a otros o evade responsabilidades, difícilmente podrá exigir a sus hijos que adopten modelos éticos. "Los niños no escuchan lo que dices; ven lo que haces", advierte el psicólogo Carlos Méndez. Talleres para padres, como los impartidos por la ONG Aprender Juntos, enseñan a alinear acciones con discursos mediante ejercicios de autoevaluación.

Cuando los modelos fallan: Enseñar a gestionar la decepción

Ningún referente es infalible. Un ídolo deportivo implicado en un escándalo o un influencer que promueve estereotipos dañinos pueden desorientar. Estos momentos son oportunidades para hablar de responsabilidad y redención:

-Analizar el contexto: ¿Fue un error puntual o un patrón de comportamiento? Por ejemplo, cuando un famoso se disculpa públicamente por un comentario ofensivo, se puede discutir la importancia de la accountability.

-Reforzar valores propios: Preguntas como "¿Crees que lo que hizo está alineado con lo que tú consideras correcto?" fomentan la reflexión independiente.

En 2023, el caso de un streamer popular acusado de fraude financiero sirvió en escuelas para analizar la diferencia entre influencia y integridad, usando materiales diseñados por educadores.

Los modelos positivos no son figuras estáticas, sino espejos en los que los niños proyectan sus propios potenciales. La tarea de padres y educadores no es elegir esos referentes, sino proporcionar herramientas para discernir, cuestionar y admirar de manera consciente. En un mundo hiperconectado, donde las influencias son múltiples y contradictorias, cultivar esta habilidad es quizás uno de los legados más duraderos que podemos ofrecer.

Como sociedad, el desafío es amplificar voces que prioricen el bien común sobre el éxito individual. Iniciativas como ferias de profesiones con roles diversos o programas de mentores comunitarios pueden cerrar la brecha entre los héroes de ficción y los reales. Al final, cada niño merece un mosaico de inspiraciones que le recuerde que, como dijo la astronauta Mae Jemison, "el futuro nunca está escrito; lo construyes con tus acciones".

© SomosTV LLC-NC / Photo: ©  Sportball

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