
Alto contenido de azúcar en alimentos infantiles de marcas líderes
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Un análisis de la Universidad de Leeds reveló que productos de marcas como Ella’s Kitchen y Heinz, dirigidos a bebés y niños menores de tres años, contienen niveles elevados de azúcar y no cumplen con los estándares nutricionales recomendados. La investigación, financiada por el Which? Fund, evaluó 632 alimentos comercializados para esta población, hallando que el 41% de los platos principales superaban los límites de azúcar sugeridos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Entre los productos destacados, el “Ella’s Kitchen pear and peach baby rice” contiene solo un 3% de arroz, mientras que el 60% de sus calorías provienen de azúcares. Por su parte, el postre “Heinz fruity banana custard” obtiene el 71% de sus calorías del azúcar, con solo un 4% de leche en polvo en su composición. Además, el 21% de los alimentos listos para consumir, como frutas y cereales, fueron considerados demasiado diluidos para aportar nutrientes adecuados.
El estudio también detectó que el 25% de los productos analizados tendrían que incluir etiquetas de advertencia por exceso de azúcar según los criterios de la OMS. Esto contrasta con las recomendaciones del sistema de salud británico (NHS), que sugiere un máximo de 10 gramos diarios de azúcar para niños de un año y 14 gramos para menores de tres.
Reclamos de regulación más estricta
La Dra. Diane Threapleton, autora principal del estudio, señaló que las pautas voluntarias actuales son insuficientes: “El mercado de alimentos infantiles mueve millones en el Reino Unido. La disponibilidad de productos inadecuados afectará el crecimiento y desarrollo infantil”.
Por su parte, la Dra. Vicky Sibson, de First Steps Nutrition Trust, criticó el marketing engañoso: “Los padres compran estos artículos creyendo que son saludables, pero no lo son”.
Sue Davies, de Which?, exigió al gobierno actualizar las normativas “obsoletas” que rigen estos productos, incluyendo límites obligatorios de azúcar y sal, así como etiquetados frontales claros. Actualmente, el sistema de semáforo nutricional —que clasifica alimentos con códigos de colores según su composición— no es obligatorio para productos infantiles.
Ella’s Kitchen defendió sus productos: “Nuestras declaraciones de ‘sin azúcares añadidos’ son legales y precisas. La dulzura proviene de frutas y verduras”. Heinz, por su parte, aseguró que sus alimentos “cumplen con las regulaciones británicas y europeas” y están diseñados para dietas complementarias a partir de los seis meses.
Un portavoz del Departamento de Salud británico respondió que las leyes vigentes ya establecen requisitos nutricionales para alimentos infantiles, aunque grupos expertos insisten en que estas no son lo suficientemente rigurosas.
El estudio incluyó una encuesta a más de 1.000 padres: el 70% apoyó el etiquetado de advertencia en productos altos en azúcar, y el 59% mostró inquietud por los azúcares naturales presentes en los alimentos.
Organizaciones pediátricas advierten que una exposición temprana a altos niveles de azúcar aumenta el riesgo de obesidad, diabetes y preferencias por sabores dulces en etapas posteriores.
La polémica se enmarca en un contexto global de creciente escrutinio a la industria alimentaria. En 2024, la OMS actualizó sus directrices para reducir el consumo de azúcares libres en menores, mientras países como Chile y México implementaron etiquetados frontales de advertencia. Sin embargo, el Reino Unido sigue sin adoptar medidas similares para alimentos infantiles, pese a que el 19% de los niños ingleses entre 10 y 11 años presentan obesidad, según datos del NHS.
¿Qué dicen los pediatras?
Expertos en nutrición infantil recomiendan priorizar alimentos frescos y evitar productos procesados durante la introducción a sólidos. “Los purés comerciales suelen homogeneizar sabores y texturas, limitando que los bebés exploren variedades naturales”, explicó la pediatra española Lucía Galán en un reciente congreso sobre alimentación temprana.
Mientras la discusión regulatoria avanza, los hallazgos de Leeds refuerzan la necesidad de que los cuidadores revisen etiquetas y, en lo posible, preparen comidas caseras con ingredientes sin procesar. La alimentación en los primeros años, subrayan los investigadores, no solo impacta la salud inmediata, sino también los hábitos dietéticos futuros.
Frente a la oferta de alimentos procesados, nutricionistas sugieren optar por preparaciones caseras con frutas, verduras y cereales integrales. "Un puré de manzana sin añadir azúcar o unas zanahorias al vapor trituradas son opciones sencillas y nutritivas", indicó la dietista infantil británica Sarah Almond Bushell. Organizaciones como First Steps Nutrition Trust ofrecen guías gratuitas con recetas balanceadas, mientras aplicaciones como Solid Starts proporcionan información sobre cómo introducir más de 650 alimentos de forma segura.
No obstante, expertos reconocen que el tiempo y los recursos limitados de muchas familias hacen inevitable el uso ocasional de productos comerciales. Por ello, insisten en que la responsabilidad no debe recaer solo en los padres, sino en políticas públicas que garanticen opciones saludables asequibles. "La falta de regulación rigurosa perpetúa desigualdades: quienes tienen menos acceso a información o recursos terminan dependiendo de alimentos ultraprocesados", advirtió el pediatra Anthony Costello, exdirector de la OMS. Mientras el debate continúa, el estudio de Leeds subraya una urgencia: redefinir lo que se considera "apto para bebés" en un mercado cada vez más globalizado y saturado de opciones cuestionables.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Gerber
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