
La resiliencia infantil se aprende en casa
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Los niños aprenden a ser resilientes observando a los adultos que los rodean. Este principio, basado en la Teoría del Aprendizaje Social, muestra que los menores imitan comportamientos y actitudes de sus padres. Si un adulto maneja situaciones difíciles con calma y busca apoyo cuando lo necesita, es más probable que el niño desarrolle esa misma capacidad.
Jennifer Breheny Wallace, autora del libro "Never Enough" y experta en crianza, destaca que las amistades significativas entre adultos son clave para fomentar la resiliencia infantil. "La resiliencia de los adultos se basa en la profundidad y el apoyo que brindan nuestras relaciones", explicó durante su participación en TED2025 Humanity Reimagined. Cuando los niños ven a sus padres apoyar a un amigo o recibir ayuda, aprenden que pedir asistencia es parte natural de enfrentar desafíos.
Sin embargo, mantener estas conexiones se vuelve complicado al convertirse en padres. Estudios indican que el 68% de los adultos se sienten distanciados de sus amigos tras el nacimiento de un hijo, cifra que supera el 90% en el caso de las mujeres. Este aislamiento no solo afecta el bienestar emocional de los padres, sino que también limita los modelos de relación que los niños pueden observar.
Investigaciones de la Universidad de Harvard respaldan la importancia de estas conexiones. Las amistades no solo aumentan la sensación de felicidad en un 60%, sino que también reducen el estrés, mejoran la autoestima e incluso están vinculadas a una mayor esperanza de vida.
Robert Waldinger, psiquiatra de Harvard, enfatiza la necesidad de contar con al menos "una, dos o tres personas que nos conozcan íntimamente y puedan ayudarnos en momentos difíciles".
Wallace compara estas amistades esenciales con "máscaras de oxígeno" emocionales: relaciones lo suficientemente sólidas como para llamar en mitad de la noche si fuera necesario. Mantener estos vínculos, incluso en las etapas más demandantes de la crianza, beneficia tanto a los padres como a los hijos. Los adultos que cultivan sus amistades no solo protegen su salud mental, sino que también modelan para sus hijos cómo construir redes de apoyo duraderas.
El desafío para los padres radica en equilibrar las demandas de la crianza con el mantenimiento de estas relaciones clave. Priorizar las amistades no es un acto de egoísmo, sino una inversión en el bienestar familiar y en la capacidad de los niños para enfrentar futuros desafíos con mayor fortaleza emocional.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © www.jenniferbwallace.com
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