
La necesidad de nuevas herramientas para medir el aprendizaje infantil
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Un estudio reciente dirigido por investigadores de la Universidad de Michigan, MDRC y la Escuela de Posgrado en Educación de Harvard, en colaboración con las Escuelas Públicas de Boston, ha puesto en evidencia las limitaciones de los métodos tradicionales para evaluar la calidad en la educación infantil. Publicado en Early Childhood Research Quarterly, la investigación analizó el sistema de medición Individualizing Student Instruction (ISI), diseñado para recopilar datos detallados sobre las experiencias de aprendizaje individuales de cada niño.
Variaciones invisibles en el aula
El estudio, que incluyó a 263 estudiantes de preescolar y 390 de kínder con diversos perfiles lingüísticos, socioeconómicos y étnicos, reveló que los niños dentro de un mismo aula tienen experiencias de aprendizaje significativamente diferentes. "Ningún niño experimenta el entorno de aprendizaje de la misma manera", señaló Christina Weiland, investigadora principal de la Universidad de Michigan.
Entre los hallazgos clave:
-En preescolar, los niños de familias de bajos ingresos, así como los estudiantes afroamericanos y latinos, dedicaron más tiempo a habilidades de alfabetización amplia (como explicar ideas o comprensión lectora) que sus compañeros. Sin embargo, esta tendencia se revirtió en kínder, excepto en el caso de las niñas.
-En matemáticas, el contenido fue más consistente en ambos niveles, mientras que en lenguaje y lectoescritura hubo mayor variación.
-Los formatos de aprendizaje (grupos grandes, pequeños o actividades individuales) dependieron en gran medida de las decisiones docentes.
Curiosamente, estas diferencias individuales no siempre se tradujeron en cambios notables en el desarrollo de habilidades como lenguaje, matemáticas o función ejecutiva.
Hacia una medición más equitativa
El estudio subraya que las herramientas tradicionales, que evalúan la calidad del aula en general, pasan por alto estas variaciones. Weiland destacó que medidas como el ISI pueden detectar desigualdades dentro del aula —algo imposible con los métodos actuales—, lo que sería crucial para promover mayor equidad.
Aunque la investigación se limitó a un distrito escolar y una muestra reducida, sus implicaciones son claras: se necesitan instrumentos más precisos que capturen no solo lo que ocurre en el aula, sino cómo lo vive cada niño. Entre las recomendaciones:
-Desarrollar herramientas que distingan entre habilidades específicas y amplias en áreas como lectoescritura y matemáticas.
-Priorizar la equidad, especialmente en kínder, donde las diferencias por perfil socioeconómico o étnico se acentúan.
-Validar enfoques individualizados, aún poco utilizados en educación temprana.
Este trabajo abre un camino para repensar cómo medimos lo que realmente importa: no solo si un aula es "buena", sino si cada niño recibe lo que necesita para aprender. Como concluye Weiland, "entender estas diferencias es el primer paso para diseñar prácticas que no dejen a nadie atrás".
© SomosTV LLC-NC / Photo: © American Academy
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