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El sueño consolida la memoria, especialmente en niños

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Un estudio reciente publicado en Nature Human Behaviour ha revelado que el sueño en niños y adolescentes no solo consolida la memoria, sino que transforma activamente la forma en que los recuerdos se organizan en el cerebro. La investigación, liderada por psicólogos de las universidades de Toronto, Pennsylvania y Ottawa, demuestra que dormir después de una experiencia mejora la capacidad de recordar el orden de los eventos, un hallazgo con implicaciones profundas para el desarrollo cognitivo y emocional.

El experimento: arte, memoria y sueño

Los investigadores diseñaron un estudio original en el que más de cien participantes realizaron un recorrido guiado por obras de arte en el centro Baycrest Health Sciences de Canadá. Cada persona escuchó una audioguía que detallaba el orden de las piezas y sus características.

Luego, se evaluaron dos tipos de memoria:

-Memoria secuencial: recordar qué obra se vio antes o después.

-Memoria featural: recordar detalles específicos, como el material o el color de una pieza.

Los resultados mostraron que quienes durmieron después de la experiencia mejoraron notablemente su memoria secuencial, un efecto que persistió hasta 15 meses después. Los registros de polisomnografía revelaron que este beneficio estaba vinculado a patrones específicos del sueño profundo, particularmente la sincronización entre husos de sueño y ondas lentas.

Implicaciones para la crianza

El estudio sugiere que el sueño actúa como un "editor" de la memoria, priorizando la estructura temporal sobre los detalles aislados. "Dormir no solo reduce el olvido, sino que transforma activamente los recuerdos hacia una forma más estructurada y duradera", explicaron los autores.

Para los niños, esto significa que el sueño les ayuda a:

-Comprender rutinas diarias (como la secuencia desayuno-escuela-actividades).

-Relatar experiencias con coherencia cronológica.

-Establecer conexiones de causa-efecto.

-Procesar emociones al contextualizar lo vivido.

Sueño y aprendizaje: más allá del descanso

Estos hallazgos refuerzan la idea de que el sueño es una herramienta cognitiva activa. Cuando un niño duerme después de una clase, una lectura o un evento familiar, su cerebro no solo retiene información, sino que la reorganiza en una narrativa lógica. Esto podría ser especialmente relevante para niños con dificultades de atención, aunque se necesitan más estudios en este ámbito.

Para padres y educadores, el mensaje es claro: fomentar hábitos de sueño consistentes no es solo cuestión de bienestar físico, sino de desarrollo mental. Desde establecer horarios regulares hasta crear rituales previos al descanso, cada pequeña acción contribuye a que los niños construyan una memoria más ordenada y, con ella, una comprensión más clara del mundo que los rodea.

Este estudio abre una puerta a futuras investigaciones sobre cómo el sueño podría optimizarse para apoyar el aprendizaje y la salud emocional desde la infancia. Por ahora, subraya algo que la ciencia viene

repitiendo: dormir bien es tan crucial como alimentarse o moverse, pero con el poder añadido de dar forma a cómo recordamos y entendemos nuestra propia vida.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Ketut Subiyanto-Pexels

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