
Miedos en la infancia, según neurociencia
publisher
mcora
Un estudio publicado recientemente en Nature Communications por investigadores del Institute for Basic Science en Corea del Sur ha identificado los mecanismos cerebrales específicos que se activan cuando experimentamos miedo al observar el sufrimiento de otros. La investigación, realizada con modelos animales, revela que el cerebro procesa de manera distinta el miedo propio y el ajeno, utilizando circuitos neuronales diferenciados.
El experimento clave
Los científicos diseñaron un protocolo donde un ratón observaba a otro recibir pequeñas descargas eléctricas. El animal espectador mostraba claras señales de miedo vicario -congelamiento o "freezing"- aunque no experimentaba directamente el estímulo doloroso. Mediante técnicas de optogenética y fotometría de calcio, el equipo pudo mapear con precisión las regiones cerebrales involucradas.
"El sistema lateralizado LC-NA que proyecta hacia la ACC está implicado en el miedo vicario", explican los autores en el estudio. Este circuito, localizado específicamente en el hemisferio derecho del cerebro, conecta el locus coeruleus (LC) con la corteza cingulada anterior (ACC), una región ya conocida por su papel en procesos empáticos.
Diferencias fundamentales
Los hallazgos demuestran que:
-La inhibición del circuito LC→ACC derecho eliminaba la respuesta de miedo al sufrimiento ajeno, pero no afectaba al miedo directo.
-El bloqueo farmacológico de receptores beta-adrenérgicos en la ACC producía el mismo efecto.
-Este mecanismo no se activaba ante amenazas directas (como sombras de depredadores), confirmando su especialización social.
Orígenes de la señal
El estudio también rastreó las fuentes que alimentan este circuito:
-La amígdala central (CeA) participa tanto en miedo directo como vicario
-El núcleo de la estría terminal (BNST) parece especializado en miedo social
-Solo la inhibición de la vía BNST→LC→ACC suprimía selectivamente el miedo vicario
Implicaciones para el desarrollo infantil
Estos resultados ofrecen una explicación neurobiológica a fenómenos comunes en niños, como:
-Reacciones de llanto al ver otros sufrir
-Miedo ante escenas dramáticas en películas
-Dificultad para distinguir entre peligro real y observado
El desarrollo de este circuito podría explicar diferencias individuales en sensibilidad empática desde la primera infancia.
Aplicaciones potenciales
Los investigadores señalan que comprender estos mecanismos podría ayudar en:
-Trastornos con alteraciones empáticas (autismo, psicopatía)
-Ansiedad social y fobias
-Desarrollo de intervenciones educativas
-Estrategias para regular respuestas emocionales en niños
"Este avance nos recuerda que las emociones no son solo subjetivas, sino que están estructuradas en la arquitectura de nuestro cerebro", concluyen los autores. El estudio representa un paso importante para entender cómo aprendemos del sufrimiento ajeno y procesamos emociones sociales desde edades tempranas.
La investigación continúa para determinar cómo estos hallazgos en modelos animales se traducen al cerebro humano, particularmente en diferentes etapas del desarrollo infantil.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © ifstudies.org
Comentarios