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Ejercicio al aire libre como alternativa a rutinas organizadas

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Un estudio reciente publicado en la Journal of Sports Sciences confirma lo que muchos expertos en desarrollo infantil ya intuían: el juego libre al aire libre, incluso sin estructura deportiva, beneficia significativamente las habilidades motoras de los niños, especialmente en las niñas. La investigación, realizada en Finlandia con más de 600 participantes durante tres años, revela que dedicar al menos 30 minutos diarios a actividades no dirigidas al aire libre mejora la coordinación, el equilibrio y la fuerza en la primera infancia.

-Tiempo al aire libre vs. deportes organizados: El juego libre mostró un impacto positivo independiente en el desarrollo motor, particularmente en niñas. Según el estudio, "el tiempo al aire libre entre 30 y 60 minutos al día predijo mejores puntuaciones en habilidades de control de objetos y motrices fundamentales en niñas".

-Multideporte como complemento: Los niños que practicaron dos o más deportes mostraron mayor competencia motriz, con una diferencia de aproximadamente 5 puntos en pruebas como el salto lateral.

-Diferencias por género: Las niñas mejoraron más con el juego libre, posiblemente porque los niños ya suelen ser más activos al aire libre.

Los varones, en cambio, destacaron en control de objetos, mientras que las niñas sobresalieron en habilidades locomotoras (saltar, correr).

¿Por qué es importante el movimiento no estructurado?

El estudio subraya que actividades simples como trepar, saltar charcos o correr sin rumbo fijo ayudan a:

-Fortalecer la coordinación y el equilibrio

-Desarrollar autonomía física

-Estimular la creatividad y la resolución de problemas motrices

"Los resultados subrayan el papel independiente de la participación en deportes organizados y del tiempo al aire libre en el desarrollo motor desde la primera hasta la mediana infancia", señala la investigación.

Implicaciones prácticas para familias y escuelas

-Priorizar la constancia sobre la intensidad: Media hora diaria de juego libre tiene más impacto que actividades esporádicas.

-Variedad de movimientos: Exponer a los niños a diferentes tipos de actividad física (trepar, lanzar, bailar) es más efectivo que especializarlos tempranamente en un solo deporte.

-Espacios escolares: Los centros educativos deberían garantizar recreos más largos y entornos que fomenten el movimiento autónomo.

Un mensaje para padres ocupados

El estudio no sugiere eliminar los deportes organizados, pero sí recuerda que el juego no dirigido es igualmente valioso. Pequeños cambios, como caminar al colegio o dedicar tiempo al parque después de clases, pueden marcar una diferencia duradera en la salud motriz de los niños.

Como reflexión final, la investigación destaca que las habilidades adquiridas en la infancia no solo determinan el rendimiento deportivo futuro, sino también la probabilidad de mantener un estilo de vida activo en la edad adulta. En un mundo donde las pantallas compiten por la atención infantil, garantizar espacios para el movimiento libre sigue siendo una inversión en salud a largo plazo.

Promover que los niños se muevan, jueguen y se enfrenten a desafíos físicos diversos no es un lujo ni una pérdida de tiempo, sino una inversión en su salud física y emocional. No hacen falta grandes recursos: con espacio, tiempo y la libertad de moverse, ya tienen gran parte del camino recorrido.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © PXHere

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