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Aprender los colores jugando

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A los dos años, los niños ya han alcanzado varios hitos en su desarrollo, entre los que se incluye la capacidad de clasificar objetos por colores, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Sin embargo, el proceso de aprendizaje no siempre es el más adecuado o efectivo. Por ello, es importante que los padres comprendan cómo los niños adquieren estos conocimientos y qué métodos pueden resultar más útiles, dice La Vanguardia.

La psicóloga infantil Sara Tarrés explica que el aprendizaje de los colores se lleva a cabo en tres fases. En la primera, los niños comienzan a percibir los colores, aunque aún no son capaces de distinguirlos. En la segunda fase, ya pueden diferenciarlos y reconocer que son distintos. Finalmente, en la tercera fase, logran relacionar dos objetos que comparten el mismo color.

A menudo, los padres recurren a herramientas como libros, juguetes interactivos o contenidos audiovisuales para enseñar los colores a sus hijos. Sin embargo, existe una forma más sencilla y efectiva que no requiere de materiales especializados: utilizar objetos y juguetes que ya se tienen en casa.

¿Cómo enseñar los colores de manera efectiva?

Muchos padres intentan que sus hijos aprendan los colores mediante la repetición, mostrando objetos y preguntando cuál es su color, forma u otras características. No obstante, este método no siempre es el más efectivo, según la pediatra Nicole Druckman, especialista en el proceso del lenguaje. En un video publicado en TikTok, Druckman sugiere que la clave para un aprendizaje efectivo radica en que el proceso sea divertido. “Los niños recuerdan las cosas mejor cuando es divertido”, afirma.

En lugar de hacer preguntas directas sobre los colores, Druckman recomienda crear una caja llena de objetos, figuras y juguetes de un mismo color. De esta manera, los niños pueden interactuar con todos los elementos al mismo tiempo y memorizar el color a través del juego. La pediatra sugiere que los adultos nombren cada objeto y enfaticen su color, por ejemplo: “Un oso verde, un vaso verde”. Además, se pueden incorporar canciones o videos relacionados con ese color para reforzar el aprendizaje. “Hay que concretar”, señala Druckman, destacando la importancia de centrarse en un solo color a la vez.

Este enfoque no solo hace que el aprendizaje sea más entretenido, sino que también fomenta la participación activa del niño, lo que facilita la retención de la información. Al utilizar objetos cotidianos y juegos, los padres pueden convertir una tarea educativa en una experiencia lúdica y significativa para sus hijos.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © PXHere

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