
Asma en la escuela
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En muchas escuelas de Estados Unidos, los niños con asma enfrentan dificultades similares, o incluso mayores, que en sus hogares. Acceder a la medicación durante el horario escolar puede ser complejo, y esa barrera tiene consecuencias directas en su salud. A pesar de eso, no todas las escuelas cuentan con programas que atiendan esta necesidad, cuenta HealthDay News.
Un estudio reciente publicado en la revista Journal of Allergy and Clinical Immunology: Global examinó un programa de terapia para el asma implementado en dos distritos escolares de Columbus, Ohio, entre 2013 y 2019. Participaron 633 estudiantes de entre 5 y 19 años. Según los resultados, el impacto fue notable tanto en el control de la enfermedad como en la reducción de hospitalizaciones y visitas a salas de urgencias.
Kimberly Arcoleo, profesora del College of Nursing de la Universidad Estatal de Michigan y principal investigadora del estudio, explicó: “Ayudamos a las familias a mejorar la adherencia a la medicación de control del asma haciendo que las enfermeras escolares administren los medicamentos los días que los niños asisten a clase”.
El modelo se basa en una dinámica simple: cada estudiante recibe dos inhaladores con medicación de control, uno para el hogar y otro que queda en la escuela. De este modo, se evita que tengan que trasladarlos diariamente. “La enfermera escolar administra la medicación cada día escolar, según las indicaciones del proveedor de salud del niño. Algunos la necesitan una vez al día, otros dos”, señaló Arcoleo.
Los datos muestran que, después de un año en el programa, los estudiantes mejoraron el control del asma en hasta un 56%. Las hospitalizaciones y visitas a emergencias por causas relacionadas con el asma disminuyeron en aproximadamente un 50%, las consultas de urgencia bajaron un 40% y las internaciones en unidades de cuidados intensivos pediátricos se redujeron en un 71%.
El efecto fue aún más marcado en los niños afroamericanos, quienes mostraron una mejora del 66% en el control de su asma, de acuerdo con los hallazgos.
Desde el punto de vista económico, el programa también demostró ser eficiente. Arcoleo indicó que al principio cuesta alrededor de 3.000 dólares por estudiante al año, pero una vez implementado de forma estable, el gasto baja a 500 dólares anuales. Estas cifras se contrastan con los costos evitados: 100 dólares por cada visita médica urgente no realizada, 150 por cada atención en guardia evitada, casi 2.000 por cada entrada a urgencias, alrededor de 15.000 por cada hospitalización y hasta 47.000 dólares por cada estancia en cuidados intensivos pediátricos que no se concreta.
Las estimaciones apuntan a un ahorro anual de 3,4 millones de dólares, considerando todas las intervenciones médicas que el programa permitió evitar.
Además, los efectos se notaron en el ámbito escolar. “Para los niños de primaria, disminuimos su tiempo de clase perdido en un 16%”, explicó Arcoleo. “Y para los de secundaria y preparatoria, la reducción fue del 25%”. También se observaron menos episodios de conducta disruptiva, peleas y vandalismo, con una baja del 7% en estos registros.
Para los centros educativos, estos resultados tienen implicancias concretas. “Es importante desde el punto de vista del aprendizaje”, afirmó Arcoleo. “También lo es para las escuelas, porque reciben fondos federales en función de la asistencia. Es un beneficio doble”.
Actualmente, el equipo de investigación está realizando una evaluación económica más detallada que contempla no solo los costos médicos, sino también el tiempo del personal escolar y las horas de trabajo perdidas por parte de los cuidadores.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Asthma Foundation NZ
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