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Más de 50 manualidades de ayer y hoy para niños, en un solo libro

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En un mundo donde el tiempo parece escurrirse entre dedos y las pantallas acaparan cada vez más atención, Naiara Briones, docente, fotógrafa y madre de tres hijos, propone un camino diferente para conectar con los niños a través de la creatividad. Su reciente libro "Agujetas maternales" (Ed. Larousse) no es simplemente un manual de actividades, sino una invitación a transformar la cotidianidad familiar mediante propuestas que van mucho más allá de las manualidades tradicionales.

Briones, cuya experiencia personal como madre la llevó a desarrollar este proyecto, explica con claridad el propósito central de su obra: "Cuando hablo de actividades creativas, no me refiero únicamente a manualidades. El libro incluye experimentos científicos sencillos, construcción de juguetes caseros, juegos para momentos de espera y propuestas al aire libre. Todas ellas comparten un objetivo común: crear espacios de conexión auténtica entre padres e hijos".

La autora destaca cómo estas actividades generan un cambio significativo en la dinámica familiar: "En el momento en que nos sentamos a hacer algo juntos, ocurre algo mágico. Los teléfonos se guardan, las prisas se disipan y emerge un espacio donde realmente estamos presentes, no solo físicamente, sino con toda nuestra atención puesta en ese momento compartido". Este enfoque, según Briones, permite descubrir aspectos de los niños que suelen pasar desapercibidos en la rutina diaria: sus formas de resolver problemas, sus reacciones ante la frustración, sus intereses genuinos.

Uno de los pilares conceptuales del libro es lo que Briones denomina "el verdadero superpoder de la familia": la creatividad. Pero su definición va más allá del concepto tradicional: "No se trata solamente de hacer cosas bonitas o entretenidas. La creatividad es una forma de habitar el mundo, una capacidad para encontrar soluciones nuevas, para improvisar cuando las cosas no salen como esperábamos, para transformar lo ordinario en extraordinario". Esta perspectiva, asegura, puede convertirse en una aliada invaluable en la crianza, ayudando a afrontar imprevistos con humor y flexibilidad.

El libro se estructura en cinco categorías de actividades, cada una diseñada para estimular diferentes capacidades. Briones explica esta decisión tomando como referencia las teorías de Howard Gardner sobre inteligencias múltiples y el concepto del "elemento" desarrollado por Ken Robinson: "Cada niño tiene talentos y pasiones únicas. Al ofrecerles variedad de experiencias, les damos la oportunidad de descubrir qué les hace vibrar, qué actividades los conectan con su mejor versión". La autora enfatiza que este proceso de descubrimiento debe estar libre de presiones: "No se trata de crear pequeños genios, sino de acompañarlos en la exploración de sus propias capacidades".

Un aspecto fundamental que Briones desarrolla extensamente es la importancia de valorar el proceso por encima del resultado. En una sociedad obsesionada con la perfección y lo "instagrameable", su propuesta resulta casi revolucionaria: "Muchos niños hoy sufren cuando sus creaciones no se ven exactamente como las imágenes que ven en redes sociales. Nuestro rol como adultos es mostrarles que el verdadero valor está en el camino recorrido, en lo aprendido, en los momentos compartidos". Esta filosofía, según la autora, ayuda a desarrollar tolerancia a la frustración y una autoestima más sólida.

Al abordar las reticencias más comunes entre los padres -falta de tiempo, percepción de no ser creativos, miedo al desorden-, Briones ofrece soluciones prácticas. El libro incluye un sistema de iconos que indican claramente el nivel de limpieza requerido, el tiempo de preparación y la edad recomendada para cada actividad. "La idea es eliminar barreras y mostrar que estas experiencias pueden adaptarse a cualquier realidad familiar", explica. "No se necesitan grandes recursos ni espacios inmaculados, solo ganas de compartir y experimentar juntos".

En cuanto a materiales, Briones va más allá de las recomendaciones obvias. Además de lápices, tijeras y pegamento, sugiere elementos menos convencionales pero altamente versátiles: témperas sólidas que evitan goteos, rotuladores de tiza líquida que se limpian fácilmente, y sobre todo, materiales reciclados que suelen terminar en la basura. "Un tubo de cartón, una huevera o un frasco vacío pueden convertirse en la base de proyectos increíbles", asegura. "Se trata de mirar los objetos cotidianos con ojos creativos".

El libro dedica especial atención a los momentos de espera -consultas médicas, viajes en coche- donde el móvil suele convertirse en la solución fácil. Briones propone alternativas que estimulan la observación y la imaginación: "Juegos como contar objetos de un color determinado, inventar historias a partir de lo que vemos, o pequeños bingos visuales no solo entretienen, sino que desarrollan habilidades importantes". Su enfoque no demoniza la tecnología, pero invita a usarla de manera consciente: "Las pantallas tienen su lugar, pero no deberían ser la única opción".

"Agujetas maternales" trasciende el formato de libro de actividades para convertirse en una reflexión sobre la crianza en el siglo XXI. Briones concluye: "En un mundo acelerado y digitalizado, estos momentos de creación compartida se convierten en oasis de conexión real. No se trata de añadir más tareas a nuestra ya saturada lista de quehaceres, sino de transformar el tiempo que pasamos con nuestros hijos en algo significativo para todos". Su propuesta, lejos de ser utópica, se presenta como un camino accesible para cualquier familia dispuesta a redescubrir el poder transformador de la creatividad compartida.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Larousse

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