
Tu niña/o interior y cómo puede ayudarte a criar a tus hijos
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El concepto de "niño interior", acuñado por el psiquiatra Carl Jung, sigue siendo relevante en la psicología contemporánea. Representa esa parte de la psique que conserva las experiencias tempranas —tanto positivas como dolorosas— y que influye en las reacciones y decisiones del adulto. Marta Segrelles, psicóloga especializada en trauma emocional, explora este tema en su libro "Abraza a la niña que fuiste" (Bruguera Tendencias, 2023), donde analiza cómo las heridas no sanadas de la infancia se manifiestan en la adultez.
"Es la parte más vulnerable de nosotros", explica Segrelles en El País. "Guarda experiencias de etapas tempranas y carga con soledad, miedo o vergüenza, pero también conoce la espontaneidad y la capacidad de juego". Según la especialista, estas heridas se traducen en patrones como el perfeccionismo, la autoexigencia o la dificultad para establecer límites en relaciones personales.
Un estudio publicado en 2024 por el International Journal of Regression Therapy respalda esta perspectiva. La investigación demostró que trabajar con técnicas de sanación del niño interior puede reducir síntomas de ansiedad y depresión en adultos, mejorando su bienestar general.
En su libro más reciente, "Querida Mamá, me dueles" (Bruguera Tendencias, 2024), Segrelles aborda específicamente las heridas relacionadas con figuras maternas. "Sanar estos patrones ayuda a no repetir dinámicas que nos dañaron y a criar con mayor seguridad", señala. La psicóloga enfatiza que este proceso no busca culpar, sino comprender: "Se trata de regular nuestras emociones, aprender a responder en lugar de reaccionar, y ver las necesidades de nuestros hijos como algo separado de las nuestras".
Marta Jiménez, terapeuta Gestalt, coincide en la importancia de este trabajo introspectivo. "Aunque no nos guste cómo fuimos criados, solemos repetir patrones de manera automática", explica. La especialista propone identificar y reformular creencias limitantes —como cambiar "nunca hago nada bien" por "esta situación no salió como esperaba"— para romper ciclos intergeneracionales.
"Un adulto que no trabaja sus heridas puede reaccionar de forma desproporcionada ante conductas infantiles o buscar en sus hijos validación que no recibió", advierte Jiménez. El proceso de sanación, según ambas expertas, no solo beneficia al adulto, sino que crea un entorno más saludable para las nuevas generaciones. Como concluye Segrelles: "Mirar al pasado con compasión permite construir vínculos presentes basados en la conexión genuina, no en heridas no resueltas".
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Yan Krukau-Pexels
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