
El primer tropiezo con las matemáticas: Cómo evitar que sea un problema duradero
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El primer suspenso en matemáticas suele llegar sin previo aviso. Un día, el niño o la niña trae a casa un examen con una nota baja, una hoja llena de correcciones en rojo o, simplemente, una expresión de frustración al enfrentarse a los deberes. Para muchos, este momento marca el inicio de una relación complicada con los números, pero no tiene por qué ser así. Con el enfoque adecuado, los padres pueden ayudar a que ese primer tropiezo no se convierta en un rechazo permanente.
¿Por qué cuestan tanto las matemáticas?
Las dificultades iniciales con esta asignatura suelen deberse a varias razones:
-Abstracción vs. experiencia concreta: A diferencia del lenguaje, que los niños usan desde pequeños, los conceptos matemáticos (sumas, restas, problemas razonados) requieren un nivel de abstracción para el que muchos no están preparados en los primeros cursos.
-Miedo al error: Algunos niños asocian los números con respuestas "correctas o incorrectas", lo que genera ansiedad al equivocarse.
-Falta de conexión con la vida real: Si no ven utilidad en lo que aprenden, les cuesta más motivarse.
Señales de que algo no va bien
Antes de que llegue el primer suspenso, suelen aparecer indicios:
-Evita hacer ejercicios de matemáticas o tarda demasiado en terminarlos.
-Dice frases como "esto no lo entiendo" o "odio los números".
-En clase, se desconecta cuando explican esta asignatura.
Cómo pueden ayudar los padres
-Normalizar el error
-Evitar frases como "es fácil" o "¿cómo no lo entiendes?". En su lugar, decir: "A mí también me costaba" o "Vamos a ver dónde te atrancas".
-Celebrar los intentos, no solo los aciertos.
-Usar ejemplos cotidianos
-Contar monedas, repartir trozos de fruta, medir ingredientes al cocinar… Las matemáticas están en todas partes.
-Juegos como cartas, dominó o incluso videojuegos de estrategia refuerzan el cálculo mental sin presión.
-Romper con la idea de "se me dan mal"
-Nunca etiquetar al niño con frases como "es de letras". Las habilidades matemáticas se desarrollan con práctica.
-Si el problema persiste, descartar posibles dificultades de aprendizaje (como discalculia) con un especialista.
Buscar alternativas al libro de texto
Cuentos con problemas (como "El diablo de los números" de Hans Magnus Enzensberger), apps interactivas (Prodigy Math, Smartick) o canales educativos en YouTube (como "Math2Me") pueden hacer el aprendizaje más ameno.
Hablar con el profesor
Preguntar en qué conceptos falla el niño y pedir recomendaciones específicas. A veces, un cambio en la metodología (manipulativos, juegos) marca la diferencia.
Cuando el problema va más allá
Si la frustración perdura, puede ser útil:
-Clases de refuerzo puntuales: Un profesor particular o un compañero mayor que explique los conceptos de otra forma.
-Trabajar la ansiedad: Técnicas de relajación antes de los exámenes o dividir los ejercicios en pasos más pequeños.
La clave: Transmitir que las matemáticas no son un don, sino un lenguaje que, como cualquier otro, se aprende con paciencia y práctica. El objetivo no es sacar sobresalientes, sino que el niño o la niña pierda el miedo a intentarlo.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © K.Holmes-Pexels
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