Niños hispanos son más resilientes a las dificultades
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Lucia
Un estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins analizó la capacidad de adaptación de niños hispanos en Estados Unidos frente a experiencias adversas durante la infancia (EAI). Los resultados revelaron que los niños de familias inmigrantes muestran una mayor resiliencia comparados con aquellos de familias hispanas nativas de Estados Unidos.
El análisis incluyó a 12,612 niños hispanos, el 66 % provenientes de familias inmigrantes. Entre los hallazgos más destacados, el 53 % de los niños inmigrantes no reportaron exposición a EAI, en contraste con el 44 % de los niños de familias nativas. Además, la prevalencia de traumas específicos como el divorcio de los padres fue menor en los niños de familias inmigrantes (11.9 %) comparado con los de familias nativas
(25.5 %).
Las dificultades económicas también afectaron de manera diferente a ambos grupos: un 32.1 % de los niños de familias inmigrantes reportaron impacto, frente al 29.9 % de los niños de familias nativas.
Factores de resiliencia: redes familiares y culturales
La doctora Lisa DeCamp, profesora adjunta de Pediatría y líder del estudio, explicó que “los resultados ofrecen una nueva perspectiva sobre la resiliencia infantil en familias inmigrantes”. Según la especialista, el apoyo de redes familiares y comunitarias, junto con una fuerte identidad cultural, parece jugar un papel clave en la adaptación de los niños ante situaciones adversas.
“Hay factores familiares y comunitarios que ayudan a los niños de familias inmigrantes a amortiguar los efectos de las experiencias adversas en la infancia, y deberíamos esforzarnos en protegerlos y extenderlos a las siguientes generaciones no inmigrantes”, afirmó DeCamp.
Pobreza y exposición a traumas
Aunque los niños de familias inmigrantes enfrentan mayores índices de pobreza —un 23 % vivía por debajo del umbral federal de pobreza—, su exposición a EAI fue significativamente menor. Solo un 16 % de los niños inmigrantes notificaron una exposición elevada, casi la mitad de la tasa registrada entre los niños de familias hispanas nativas (30 %).
Limitaciones y preguntas abiertas
La doctora Tania Caballero, coautora del estudio, señaló que las diferencias observadas podrían deberse a factores protectores no identificados, como una mayor resiliencia, o a la falta de preguntas específicas sobre traumas que afectan exclusivamente a niños inmigrantes, como el miedo a la deportación o la separación familiar.
“Esto apunta a dos posibles explicaciones: la existencia de medidas protectoras que no se ven o que no estamos haciendo las preguntas apropiadas”, explicó Caballero.
Ambas investigadoras forman parte del Centro Pediátrico de Johns Hopkins, donde continúan explorando el impacto de las redes familiares y comunitarias en el bienestar infantil.
Implicaciones del estudio
El informe, publicado en la revista Pediatrics, subraya la importancia de las redes familiares y comunitarias como amortiguadores frente a los traumas infantiles. Asimismo, plantea la necesidad de incluir preguntas más específicas en estudios futuros para comprender completamente las experiencias de los niños inmigrantes.
El estudio refuerza la relevancia de proteger y fortalecer estas redes como una herramienta clave para la adaptación y bienestar de los niños en situaciones adversas.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Bing IG
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